FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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UTILITARISMO Y NUEVA OBJETIVIDAD (GEBRAUCHMUSIK Y NEUE SACHLICHKEIT)

Producciones Especiales - Sonidos Modernos - Carpeta 2

UTILITARISMO Y NUEVA OBJETIVIDAD (GEBRAUCHMUSIK Y NEUE SACHLICHKEIT

No obstante su influencia en las vanguardias posteriores a 1945, en sus comienzos el dodecafonismo fue la música del reducido núcleo de Arnold Schoenberg y sus discípulos en Europa y, a partir de J. C. Paz, un puñado de compositores latinoamericanos. Su elitismo sin concesiones al gusto general fue resumido por el propio Schoenberg: “Me solicitan decir algo acerca de mi público. Debo confesar: no creo que lo tenga”.

Si tras la Gran Guerra el dodecafonismo procuró reordenar las innovaciones atonales y subsumirlas a la autoridad de la tradición, otros músicos –sobre todo en Berlín, donde también residía Schoenberg– también fueron conscientes del quiebre del paradigma posromántico y expresionista. Pero, lejos de intentar salvarlo, tomaron un camino distinto.

 Hanns Eisler (1898-1962), primer discípulo de Schoenberg en adoptar la técnica dodecafónica, consideraba que la música debía estar puesta al servicio de la clase obrera y los estratos sociales más bajos. En tal sentido, las abstracciones dodecafónicas (que no se privó de componer) no debían ser la ocupación principal de un compositor. Adscipto a las ideas de la izquierda revolucionaria del tiempo de Weimar, compuso canciones de protesta, como la célebre Solidaritätslied, música para para obras de teatro –la mayoría de Bertolt Brecht (1898-1956)– y cine –incluyendo films de Fritz Lang (1890-1976) y, ya después de 1950, Alain Resnais (1922-2014). Aprovechando las construcciones tonales posibles en las combinaciones de doce sonidos –aquellas que Schoenberg evitaba– procuraba que las innovaciones de su tiempo fueran accesibles al proletariado, las prostitutas y los criminales. En dicha búsqueda no dudó en incorporar sonoridades y recursos de la música del cabaret y del jazz, aunque no como mero entretenimiento, sino como instancia de reflexión del oyente acerca de su situacionalidad.

 Camino similar recorrió Kurt Weill (1900-1950). Sus producciones más famosas fueron también en asociación con Brecht. A pesar de su formación académica y de la influencia de las vanguardias en sus primeras obras, se volcó hacia la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit), en la forma de óperas y comedias de fuerte tono crítico, satírico y popular (las más famosas fueron La ópera de los tres centavos y Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny); las unidades de estas no eran las grandes escenas unificadas a través de la compleja técnica wagneriana del leitmotiv, sino las canciones, llamadas songs por Weill y Brecht. La adopción de la palabra inglesa en lugar de la alemana Lied también da cuenta de su rescate de lo popular y lo urbano, así como su oposición al romanticismo y al expresionismo. Por otro lado, también nos habla de la incipiente penetración en Europa de la cultura estadounidense.

 Junto a las puestas y textos de Brecht –que apostaban a romper con la ilusión teatral y de ese modo propiciar la crítica y la reflexión del público–, las músicas de Eisler y Weill fueron quizá las producciones alemanas más famosas de su tiempo y uno de los aportes más perdurables de la cultura de la República de Weimar. De hecho, su influencia se extiende a Broadway e incluso al rock (La banda The Doors realizó una versión de Alabama Song, de Weill) y la música popular latinoamericana (por ejemplo, Rubén Blades realizó una versión de Mackie Messer, también de Weill, llamada Pedro Navaja).

 Quizá sin tanto arraigo popular actual (sus producciones permanecieron en el terreno de la música de concierto), pero enormemente exitosas en su tiempo, fueron las obras producidas por Paul Hindemith (1895-1963) bajo el lema de Gebrauchmusik, es decir una música que fuera útil, en contraposición a la tradicional concepción alemana de la música absoluta. La premisa, propia del neoclasicismo y la Neue Sachlichkeit, era una música accesible, que se valiera de los medios a su alcance para un fin determinado. Su música instrumental, entonces, está destinada no a existir por sí misma como parte de una dialéctica histórico-musical, sino, lisa y llanamente, para ser tocada: más que al futuro se dirige a los intérpretes. A su vez, la música escénica no procura la expresión de estados de ánimo, sino la interpelación a la realidad social del público.

 En premisas similares se basa la ópera jazz del ecléctico Ernst Krenek (1900-1991): Jonny spielt auf. La recurrencia a la música de moda y la fuerte influencia de Los seis son evidentes. De modo semejante a la actualidad que reivindicaban los franceses, la ópera de Krenek fue un hito de lo que se llamó Zeitoper: ópera cuyo requisito fuera dar cuenta del espíritu de su tiempo. Quizá sean estas las últimas óperas en ser un suceso popular.

 

Poster

 

 

 

 

PÓSTER PARA JONNY SPIELT AUF, DE ERNST KRENEK, DISEÑADO POR ARTHUR STADLER (1892–1937) )

 

 

 

 

 

  

El apogeo de la Nueva Objetividad y la Zeitoper fue breve. El ascenso del nazismo cortó estas estéticas de raíz en 1933.

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