FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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I.La Primera Guerra Mundial

La paz

 


Salón de los espejos 

 

 

 

 

SALÓN DE LOS ESPEJOS DEL PALACIO DE VERSALLES

 

 

 

 

 

 

 

EL COMITÉ DE LOS CUATRO, QUE DECIDIÓ LA SUERTE DEL MUNDO DE POSGUERRA, SE REUNIÓ EN ESTA SALA. EL PALACIO DE VERSALLES FUE CONSTRUIDO EN EL SIGLO XVII POR EL MONARCA ABSOLUTISTA LUIS XIV. ERA UN RECINTO QUE YA HABÍA SIDO ESCENARIO DE LA RIVALIDAD ENTRE FRANCIA Y ALEMANIA: ALLÍ, EN 1871, DESPUÉS DE QUE LOS ALEMANES DERROTASEN A LOS FRANCESES EN EL CAMPO DE BATALLA, SE HABÍA PROCLAMADO LA CREACIÓN DEL IMPERIO ALEMÁN. AL TERMINAR LA GRAN GUERRA, LA MONARQUÍA ALEMANA SE DERRUMBÓ, PERO EN GRAN PARTE DE FRANCIA PREVALECÍA EL AFÁN DE REVANCHA.

 

Entre los cuatro principales estadistas que habrían de rediseñar el orden mundial existían significativas diferencias respecto de la apreciación de la situación y  los fines que se proponían. El presidente estadounidense Woodrow Wilson ya había presentado ante el Congreso de su país una serie de puntos para alcanzar una paz vía la restauración de un orden económico liberal y con el recaudo de que en el trazado del nuevo mapa europeo se tuviese en cuenta la autodeterminación de los pueblos. nota El jefe de gobierno francés, Georges Clemenceau, en cambio, ansiaba que la economía alemana contribuyera decididamente a la recuperación de su país desangrado por el conflicto, y que se levantara un sólido control militar en la frontera para que los alemanes no ingresaran más al suelo francés. El primer ministro británico, Frank Lloyd George, tenía una posición más conciliadora con los vencidos: no creía conveniente para la recuperación de Europa que Alemania emergiera arruinada. El jefe de la delegación italiana, Vittorio Orlando, estaba básicamente preocupado por la anexión por parte de Roma de territorios que hasta el momento habían pertenecido al imperio austríaco. El gobierno revolucionario de Rusia quedó excluido, y aunque los vencedores anularon el tratado de Brest-Litovsk, los territorios que los bolcheviques habían perdido frente a Alemania no les fueron restituidos.

En la mesa de negociación Italia no obtuvo todo lo que reclamaba, ya que Wilson defendió la inclusión de los eslavos en la recién creada Yugoslavia. En la suerte de Alemania acabó imponiéndose la línea dura de Clemenceau frente a la más conciliadora de los ingleses. Ante este resultado, el economista John Maynard Keynes, miembro de la delegación británica, abandonó "esa escena de pesadilla". nota

No hubo paz negociada. Los vencidos, declarados culpables de la guerra, debieron someterse a las condiciones impuestas por los vencedores: pérdida de territorios, restricciones a las fuerzas armadas y pago de indemnizaciones de guerra. Alemania, a través de la firma del tratado de Versalles: Austria, del de Saint Germain, y Bulgaria, del de Neuilly. Solo Turquía, después del triunfo de Kemal Atartuk en la guerra contra los griegos que habían ocupado parte de Anatolia, logró que el duro tratado de Sèvres, firmado por el sultán, fuera reemplazado en 1923 por el de Lausana. Este último reconoció al nuevo Estado nacional turco integrado por Anatolia, Kurdistán, Tracia oriental y parte de Armenia, cuya población había sido masacrada por los turcos durante la guerra. Turquía no debió pagar indemnizaciones de guerra. nota

En París se dibujó un nuevo mapa europeonota En el trazado de las fronteras en Europa centro-oriental se combinaron distintos fines. Por un lado, asegurar el debilitamiento de Alemania. Para esto se prohibió que el nuevo y pequeño Estado nacional austríaco, mayoritariamente habitado por alemanes, fuese parte de Alemania. Berlín fue despojada de sus colonias para ser repartidas entre otros países, se redujo el territorio nacional y los aliados asumieron la desmilitarización y el control de algunas zonas: los casos del Sarre y Renania. Por otro lado, se creó un cordón "sanitario" en torno a Rusia, integrado por los países que habían sido sojuzgados por el imperio zarista. En tercer lugar, se procedió a rediseñar el espacio que había ocupado el imperio austro-húngaro, para dar cabida a nuevos países.

En Europa del este fueron reconocidos ocho nuevos Estados. En el norte, Finlandia, Lituania, Letonia, Estonia, que se habían desvinculado de Moscú a partir de la paz de Brest-Litovsk, y además la República de Polonia, a través de la reunificación de los territorios que en el siglo XVIII se habían repartido Rusia, Prusia y Austria. Los tres nuevos países del centro, Austria, Checoslovaquia y Hungría resultaron de la desintegración del imperio de los Habsburgos. Los Estados del sur que ya existían, Rumania, Albania, Bulgaria, Grecia, sufrieron reajustes territoriales, y además se fundó el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos. Este nuevo país –a partir de 1929 Yugoslavia–4, amalgamó territorios que habían estado bajo la dominación de los turcos (Serbia, Montenegro y Macedonia) con otros incluidos en el imperio de los Habsburgo (Croacia, Eslovenia, Eslavonia, parte de Dalmacia y, a partir de 1908, Bosnia Herzegovina). nota

En Asia Oriental, Japón logró que se reconocieran sus pretensiones sobre las posesiones alemanas en China. Esta decisión desconoció la integridad territorial de la República China que, tardíamente, había declarado la guerra a las potencias centrales. La medida dio lugar a extendidas movilizaciones en el interior de la República China. Estados Unidos fue el más decidido defensor de las reivindicaciones chinas, aunque sin presionar a fondo sobre Japón.

Durante el conflicto, ninguno de los pueblos sometidos creó dificultades serias a su metrópoli; la dominación de 700 millones de personas por 200 millones de europeos fue casi indiscutible. En Versalles, las metrópolis europeas siguieron decidiendo el destino de los pueblos colonizados y no escucharon a quienes llegaron a París para presentar sus reclamos: la delegación nacionalista egipcia que impugnaba el protectorado británico, los afroamericanos que denunciaban la discriminación racial en Estados Unidos, la delegación de los árabes que pretendía refundar su reino en Siria.

 


soldados africanos

 

 

 

 

SOLDADOS DEL EJÉRCITO FRANCÉS PROCEDENTES DE LAS COLONIAS EN ÁFRICA

 

 

 

 

 

 

 

Al estallar el conflicto, Gran Bretaña tomó una serie de decisiones sobre Medio Oriente, aún bajo el poder de los otomanos, que tendrían consecuencias de largo alcance. nota En primer lugar, alentó a los árabes de la península Arábiga a combatir contra los turcos. Para esto prometió a Hussein, jerife de la Meca de la dinastía hachemita, la creación de un reino árabe independiente, y envió al oficial Thomas Edward Lawrence para que organizara la Revuelta del Desierto junto con Feisal y Abdulah, los dos hijos del jefe religioso. Al mismo tiempo, firmó el tratado Sykes-Picot con Francia, en virtud del cual, al concluir el conflicto, esta ocuparía Siria y el Líbano, mientras Gran Bretaña se haría cargo de la Mesopotamia y Palestina (en ese momento incluía los actuales territorios de Israel, Jordania y los disputados entre israelíes y palestinos). En consecuencia, cuando en 1918 Feisal entró en Damasco y se hizo proclamar rey de los árabes, las autoridades militares inglesas le exigieron abandonar el territorio. Por último, en noviembre de 1917, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Arthur Balfour, en la carta enviada al banquero judío lord Rothschild, declaró que su país veía con buenos ojos el establecimiento en Palestina de un "Hogar Nacional para el pueblo judío". Con esta declaración, Londres reconocía la instalación de los judíos en el territorio palestino que ya venía concretando el movimiento sionista. En el caso de Egipto, dio por rotos sus vínculos con Estambul y lo convirtió en protectorado inglés.

Al terminar la guerra, los territorios del ex Imperio otomano en Medio Oriente y las colonias alemanas fueron repartidos bajo la figura de "mandato". El nuevo estatuto incluía la supervisión de la Liga de Naciones sobre el accionar de la potencia a cargo de la colonia. Se crearon tres tipos de mandatos según sus posibilidades de alcanzar la autonomía. Los mandatos de tipo A se establecieron en las regiones que habían formado parte del Imperio otomano nota . Siguiendo lo dispuesto en el pacto secreto Sykes-Picot, Francia obtuvo Siria y Líbano (hasta 1920 formó parte de Siria), mientras que Gran Bretaña recibió Mesopotamia y Palestina. En el primer territorio creó el reino de Irak y entregó la corona a Feisal, el frustrado monarca de la Gran Siria árabe. Las tierras palestinas fueron distribuidas entre el emirato de Transjordania, al frente del cual quedó el hermano de Feisal, y el mandato de Palestina. bajo la autoridad de Gran Bretaña.

Las colonias alemanas fueron distribuidas en mandatos de tipo B y C. Las primeras quedaron a cargo de potencias europeas. Gran Bretaña recibió el África Oriental Alemana, que se convirtió en Tanganyka, la quinta parte del Camerún y una parte de Togo. Francia quedó a cargo del resto de Togo y la mayor parte de Camerún. Bélgica obtuvo los sultanatos de Ruanda y Burundi. Los mandatos de tipo C fueron cedidos a Japón y a países de África y del Pacífico gobernados por minorías blancas: África sudoccidental quedó bajo la administración de la Unión Sudafricana; en el Pacífico, los archipiélagos al norte del ecuador pasaron a Japón, mientras que parte de Nueva Guinea y algunas islas del sur se entregaron a Australia, y Nueva Zelanda recibió Samoa occidental.

Durante el período de entreguerras, la dominación de los europeos contó en la mayoría de las colonias con grupos de poder dispuestos a colaborar, pero al mismo tiempo echaron raíces fuerzas sociales y políticas a favor de la independencia. En la inmediata posguerra, en la India, el partido del Congreso siguió la trayectoria más avanzada y consistente en este sentido.

La guerra destruyó el optimismo, la fe en la capacidad de la sociedad occidental para garantizar de forma ordenada la convivencia y la libertad civil. El liberalismo fue severamente deslegitimado: la masacre en las trincheras suponía la antítesis de todo aquello que, con su fe en la razón, en el progreso y en la ciencia, había prometido.

 

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