VI. El mundo colonial y dependiente

El Islam se extiende, en su versión shiíta, hacia Persia y, en la sunita, hacia Afganistán. Estos dos países del suroeste asiático no árabes y con muy diferentes trayectorias entre sí, en la era del imperialismo compartieron el hecho de preservar su relativa independencia al quedar como estados tapones entre Rusia y Gran Bretaña. Más tarde, a partir de la segunda Guerra Fría (1979-1989), entrelazaron sus conflictivos desenvolvimientos políticos, religiosos e ideológicos con los del mundo árabe.

 LA MEZQUITA DE NASIR AL-MOLK EN PERSIA

 HACIA FINAL DE SIGLO XIX, LAS FAMILIAS PODEROSAS DE LA CIUDAD DE SHIRAZ CONSTRUYERON GRANDES OBRAS ARQUITECTÓNICAS, ENTRE ELLAS ESTA MEZQUITA. ESTA CIUDAD FUE SAQUEDA CON LA INVASIÓN DE LOS AFGANOS QUE FUERON EXPULSADOS DE PERSIA EN 1730 POR NADIR, CONOCIDO COMO EL “NAPOLEÓN PERSA”. ESTE MONARCA CONQUISTÓ PARTE DE AFGANISTÁN Y TOMÓ LA CIUDAD DE DELHI, EN EL IMPERIO MONGOL, DE DONDE ROBÓ RIQUEZAS DE ENORME MAGNITUD. EL IMPERIO PERSA SE DESMORONÓ POCO DESPUÉS DEL ASESINATO DE NADIR EN 1747, Y AL MISMO TIEMPO AFGANISTÁN LOGRÓ SU UNIDAD COMO REINO.

Durante la Primera Guerra Mundial, Persia permaneció neutral, pero fue ocupada por los ejércitos de los países en guerra. En el marco del malestar provocado por el alto grado de corrupción e ineficiencia, el último sha de la dinastía qayarí fue obligado a reconocer el creciente poder de Reza Khan, el comandante de la guardia imperial. En 1923, el sha aceptó nombrarlo primer ministro y poco después abandonó el trono. Con el respaldo del ejército, Reza Khan logró que una débil asamblea legislativa aprobase su designación como primer sha de la nueva dinastía Pahlevi.

Durante su reinado puso en marcha un programa similar al de su vecino Atatürk: abolió la obligatoriedad del uso del velo para las mujeres, reformó los sistemas de educación y salud lo que provocó el desplazamiento del clero shiita de las posiciones que ostentaba, avanzó hacia la centralización del poder y la formación de un ejército profesionalizado. Se construyó el Ferrocarril Trans-Iraniano, con tecnología alemana, y se fundó la universidad de Teherán. La europeización de Irán se hizo evidente a todo lo largo y ancho del país. Muchos estudiantes viajaban a Europa para completar sus estudios universitarios.

A finales de los años treinta, Irán, el nuevo nombre de Persia desde 1935, parecía acabadamente secularizada; sin embargo, la población rural y amplios sectores de la clase media vivenciaban con malestar el reemplazo de sus tradiciones musulmanas por costumbres europeas y el creciente peso de capitales foráneos que obstaculizaban el afianzamiento de la burguesía nativa. Los Pahlevi, propulsores de una completa occidentalización, controlaron el gobierno hasta la revolución liderada en 1979 por un miembro del clero shiita, el ayatolá Jomeini.

La industrialización del país, que alcanzó niveles destacados, contó hasta la Segunda Guerra Mundial con el importante aporte de las inversiones alemanas. En el ámbito rural, la política de los Pahlevi siguió favoreciendo la concentración de la tierra en manos de los grandes terratenientes en desmedro de los intereses de los campesinos; la propia familia real se adueñó de inmensas extensiones de tierra y, a través de las posibilidades que le ofrecía su autoritarismo político, amasó una enorme fortuna.

Al comenzar el segundo conflicto mundial Irán se declaró neutral, pero el sha no era indiferente a los lazos que lo acercaban a Alemania, como tampoco podía negar que sintiera aprensión por los británicos que habían colonizado casi toda la región circundante.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética, la importancia estratégica de Irán creció notablemente. Moscú presionaba porque necesitaba del Ferrocarril Trans-Iraniano para que los aliados le suministraran el material de guerra que requerían para combatir a los alemanes. El 25 de agosto de 1941, los británicos y los soviéticos invadieron el país y presionaron al sha para que abdicase en favor de su hijo Mohammad Reza Pahlevi. Por su parte, los aliados se comprometieron a abandonar el país después de que terminaran las hostilidades. En la Conferencia de Teherán de noviembre de 1943, Roosevelt, Churchill y Stalin reafirmaron su compromiso de respetar la independencia de Irán y su integridad territorial. Reza Pahlevi gobernó bajo la supervisión de los ocupantes hasta 1946.

Al este de Irán se encuentra Afganistán, la “tierra de los afganos” (nombre que en principio sirvió para designar solo las zonas habitadas por las tribus de los pashtunes), rodeada al sur por el subcontinente indio, la principal colonia británica, y limitando al norte con los territorios de Asia Central que formaban parte del imperio zarista.

LA MEZQUITA AZUL DE MAZAR-I-SHARIF

MAZĀR ES LA CAPITAL DE LA PROVINCIA DE BALH, Y ES LA TERCERA CIUDAD MÁS GRANDE DE AFGANISTÁN. ESTÁ POBLADA PRINCIPALMENTE POR LOS TAYIKOS. LA MEZQUITA AZUL ES CONOCIDA COMO EL “NOBLE SEPULCRO” YA QUE PARTE DE LOS CREYENTES ASEGURAN QUE ALLÍ YACE EL CUERPO DE ALÍ, EL PRIMO Y YERNO DE MAHOMA, AUNQUE LA MAYORÍA DE LOS ESTUDIOSOS SUPONE QUE ALÍ ESTÁ ENTERRADO EN NAYAF, IRAK.

La constitución de Afganistán como unidad política gobernada por quienes habitaban el territorio fue tardía. En parte, por las disputas entre las distintas tribus y subtribus que encuadraban a la población básicamente rural. En parte debido a las intervenciones de poderosos vecinos que rivalizaron entre sí por controlar este territorio: básicamente persas y mongoles hasta el siglo XVIII; Gran Bretaña y Rusia a lo largo del siglo XIX. Las sucesivas invasiones tuvieron como resultado la presencia de significativos contrastes étnicos, religiosos y lingüísticos. En el oeste, predomina la lengua persa o dari. Los hazaras, en la parte central, también hablan dari, pero profesan el chiismo en un país con mayoría de sunitas. En el noreste, los tayiko-persas, estrechamente ligados con los dialectos tayikos de Asia central y con los dialectos persas. En el norte, uzbekos, turcomanos, kirguises y otros poseen las lenguas de la rama turca de Asia Central. En el sur y el oeste las tribus pashtunes tienen su propia lengua, el pashto, una mezcla de lenguajes indopersas.

La etnografía de Afganistán ha generado un debate estadístico muy politizado. A fines del siglo XX, una fundación noruega realizó un estudio preciso que dio los siguientes indicadores: los pashtunes componen aproximadamente el 63 % de la población, los tayikos, en su mayoría de lengua persa, sumarían un 12 %, los uzbekos un 9 % y hazaras, en su mayoría chiies, un 6 %.

GRUPOS ETNOLINGÜÍSTICOS EN AFGANISTÁN

En el siglo XVIII, en un momento en que los vecinos persas y los mongoles en la India se hallaban en un período de declive, los pashtunes meridionales avanzaron hacia la relativa unidad de la población y la centralización del poder. En 1747 Ahmad Durrani, jefe militar que había estado al servicio de los soberanos persas, logró reunir en una asamblea (loya jirga) a los jefes tribales y ser elegido rey. La cohesión de las tribus fue lograda a través de sus exitosas campañas militares, que condujeron a la conquista de gran parte del actual Pakistán y de la India. En el siglo siguiente, el Imperio afgano se derrumbó con la pérdida de los territorios al este del río Indo y la intensificación de las guerras tribales. Además, los reyes debilitados tuvieron que contener a dos nuevos imperios, el ruso al norte y el británico al este.

El “gran juego” entre Moscú y Londres consistió en desplegar diferentes maniobras, desde la presión militar pasando por los sobornos e intrigas en la corte hasta la manipulación y el clientelismo de los jefes tribales para mantener a Afganistán como espacio amortiguador entre ambos. No obstante, como resultado de la segunda guerra anglo-afgana (1878-1880), la dinastía Durrani fue depuesta y Afganistán quedó bajo el gobierno de un emir controlado por los ingleses. En este contexto, Londres impuso en 1893 la línea Durand como divisoria de zonas de responsabilidad entre Afganistán y la India británica. Esta línea partió en dos un territorio habitado por los pashtunes, y cuando en 1947 Londres abandonó la India, los pashtunes, vinculados por lazos tribales, pasaron a depender de dos Estados diferentes: Afganistán y el recientemente creado Pakistán.

En el último cuarto del siglo XIX, el llamado Emir de Hierro, Abdur Rahman Khan, sin cuestionar la injerencia de Londres, se concentró en lograr la cohesión del reino a través de una dura política destinada a liquidar la autonomía de los jefes tribales y a imponer el predominio pashtun. En el norte llevó a cabo una limpieza étnica de hazaras y uzbekos y trasladó a esas tierras a los pashtunes como agricultores. Se opuso al contacto con Occidente y reforzó la gravitación del islam mediante el fortalecimiento de la posición de los dirigentes religiosos, los mulás pashtunes. En cambio, sus sucesores, en las primeras décadas del siglo XX, fueron en general favorables a una modernización de corte occidental.

Amanullah Kan logró la plena independencia de Gran Bretaña en 1919 y estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. Este fue el comienzo de una “relación especial” que habría de durar siete décadas. Su gobierno encaró un programa de modernización acelerada y desde arriba inspirado por las reformas de Atatürk en Turquía y de Reza Pahlevi en Irán, e impresionado por el ascenso de Japón.

Con el apoyo de un pequeño grupo de intelectuales constitucionalistas, el rey reformador puso en marcha la modernización del ejército, la economía, los medios de comunicación y los usos sociales, al menos en Kabul. Sus medidas en el plano educativo, en el régimen tributario, respecto de la liberación de la mujer y en relación con el recorte de las propiedades en manos del clero restaron poder a los mulás y a los jefes tribales, al conceder crecientes atribuciones a los organismos estatales.

Amanullah fue derrocado en 1929 por revueltas de tribus pashtunes dirigidas por el clero, disgustado por las medidas secularizadoras del rey y por el reforzamiento del sistema tributario. Fueron apoyados por los británicos, que no habían logrado frenar la declaración de independencia plena hecha por Amanullah en 1919. En cierto sentido puede decirse que este gobernante fracasó, pero sus reformas tuvieron significativos efectos a largo plazo, especialmente en el plano de la educación. Durante el reinado de Amanullah se implantó por primera vez en todo el país un sistema educativo dirigido por el gobierno con centros de enseñanza elemental, secundaria e institutos. Estas medidas quebraron el monopolio que ejercía el clero islámico sobre la enseñanza. Con los sucesores de Amanullah, la educación primaria pasó a ser obligatoria. No obstante, en 1967 la matriculación en la enseñanza primaria solo había alcanzado el 17 %.

 PALACIO DE DARUL AMAN

 LEVANTADO DURANTE LA DÉCADA DE1920 POR EL REY AMANULLAH KHAN, COMO EL SITIO PARA UN FUTURO PARLAMENTO FUERA DE KABUL. DESTRUIDO POR EL FUEGO Y LA GUERRA, Y RECONSTRUIDO EN REITERADAS OCASIONES, EN EL PRESENTE REQUIERE SER REPARADO.

Con el respaldo británico, la corona quedó en manos el exministro de Defensa del rey depuesto, pero su reinado apenas duró cuatro años porque fue asesinado. A su muerte en 1933, la corona recayó sobre su hijo Mohammed Zahir Shah, quien, reconocido oficialmente como “padre de la patria”, gobernó cuarenta años.