Shiitas y sunitas
VI. El mundo colonial y dependiente
EL CORÁN, EL LIBRO SAGRADO
EL ISLAM TIENE DOS FUENTES PRINCIPALES DE LAS CUALES DERIVAN SU DOCTRINA Y LA LEGISLACIÓN CON LA CUAL SE RIGE. EN PRIMER LUGAR, EL CORÁN, CONSIDERADO COMO LA PALABRA REVELADA DE DIOS. LA SEGUNDA FUENTE ES LA SUNNA, O SEA EL EJEMPLO DADO POR MAHOMA A TRAVÉS DE SUS ACTITUDES, SUS ACCIONES Y SUS PALABRAS. LOS HADICES SON LAS FUENTES QUE DAN CUENTA DE LA VIDA Y LOS DICHOS DEL PROFETA FUERON TRANSMITIDAS POR SUS COMPAÑEROS Y COMPILADAS CRÍTICAMENTE POR AQUELLOS SABIOS QUE LES SUCEDIERON.
El shiismo es una de las corrientes internas del Islam que por ser minoritaria ha sido marginada y goza de especial influencia entre las clases populares. El shiísmo tiene sus orígenes en las luchas por la sucesión de Mahoma. En un principio fueron solo un pequeño grupo de amigos y partidarios de Alí, primo y yerno del profeta Mahoma que a la muerte del Profeta se opuso a la sucesión sostenida por la aristocracia mercantil de La Meca ,Alí consiguió erigirse en califa sólo cinco años y murió asesinado. Sus hijos Hasan y Husein también muriero en forma violenta, el primero envenenado y el segundo en la batalla de Kerbala en el 680 d C. El día 10 del mes de muharram, el primero del calendario lunar, se recuerda la muerte de Husein, cuya desaparición es considerada como una tragedia actual que un devoto shii vive como propia.
Con la extinción de esta familia, el poder quedó en manos de las dinastías sunitas; Omeyas, Abbasíes y Otomanos sucesivamente. Los shiitas pasaron a la oposición y fueron víctimas de reiteradas persecuciones. Por esa razón viven dentro de los límites de sus comunidades, esperando el retorno del duodécimo imán. Según una creencia ampliamente difundida, el último imán no murió sino que desapareció para vivir escondido —durante siglos— y regresará, cual mesías, al final de los tiempos. La espera de este momento confiere al shiismo una postura escasamente receptiva respecto a la intervención en la vida pública para modificar las condiciones de vida.
A la muerte de Husein se refugiaron en Irán, donde formaron durante siglos una minoría considerada como secta. Sólo en 1502, el sha persa elevó esta orientación al rango de religión nacional y la convirtió en una poderosa corriente capaz de formar un frente político contra los califas suníes.
El rasgo más característico de la vertiente shiita es el enorme poder de los imanes y teólogos. Existe todo un clero shii, comparable en sus funciones al católico, que se funda en un sistema de jerarquías espirituales con escuelas, exámenes y grados concretos (ruholá, ayatolá), que indican una autoridad religiosa incontestada. Cada iman tiene su grupo de seguidores, que frecuentemente confian en su palabra como en una verdad absoluta.
También es muy importante la veneración de Alí y sus hijos Hasan y Husein, que toma tintes de adoración divina: prácticamente todo hogar shii cuenta con una imagen de Alí o Husein en el salón de la casa, y se les atribuyen toda clase de virtudes y poderes, mientras que el profeta Mahoma parece tener una posición menos relevante en la imaginería popular. Los suníes, en cambio, aceptan la posición de Alí como cuarto califa, pero no le atribuyen un caracter sobrehumano ya que, según ellos, ni siquiera el profeta en persona debe ser adorado de esta forma.
Entre las diferencias entre ambas corrientes tienen un papel destacado los procedimientos de interpretación de los textos sagrados y en los vínculos entre los eruditos y la comunidad musulmana. El Islam sunita se rige por las interpretaciones que los ulemas (teólogos y eruditos) hacen de las fuentes sagradas del Islam (el Corán y la Sunna), a partir de un estudio profundizado de éstas y de su conocimiento de los hadices. El shiismo otorga mucha importancia a los conocimientos transmitidos oralmente por los imanes, autoridad religiosa mediadora entre la persona y dios. Entre los imanes, algunos detentan una autoridad especial para la interpretación de la sharia, los denominados ayatolás (signo de Dios).
La opresión y los ataques a que quedaron sujetos como minoría religiosa constituyen, para algunos analistas, un factor de peso para explicar el papel destacado de la idea de martirio que arraigó entre los shiitas.
Si bien este grupo apenas alcanzan el 15% de la población musulmana mundial, hoy son chiies prácticamente toda la población de Irán, la mayor parte de la de Azerbaiyán y el 60% de la población iraquí; además un 20% de los habitantes de Líbano, un 30% de los ciudadanos de Kuwait, el 70% de los de Bahrein, el 20% de los saudíes y el 40% de los yemeníes.Mientras la dinastía de los safávidas adoptó el shiísmo como religión oficial, en el caso de Irak bajo control de Gran Bretaña prevaleció la opinión de imponer la creación del reino bajo predominio sunita. Entre los argumentos a favor de esta opción, pesaron los de la viajera y funcionaria Gertrude Bell.
.GERTRUDE MARGARET BELL (1868-1926)
NACIDA EN LONDRES Y AFICIONADA A LA MONTAÑA, LOS VIAJES Y LA ARQUEOLOGÍA, ENTRE 1899 Y 1918 SE DEDICÓ A VISITAR EL MUNDO ÁRABE, DEL CUAL ADQUIRIÓ UN PROFUNDO CONOCIMIENTO. DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL FUE RECLUTADA POR EL SERVICIO DE INTELIGENCIA BRITÁNICO, Y EN LA POSGUERRA AYUDÓ A DETERMINAR LAS FRONTERAS EN LA REGIÓN Y COOPERÓ PARA COLOCAR A FEISAL EN EL TRONO IRAQUÍ.
Desde la perspectiva de Bell, la comunidad shiita era “encarnizadamente devota”, “violenta e intratable”, “extremista”, “fanática y conservadora”. En su informe a Londres escribió: “no dudo por un momento que la autoridad final deba estar en manos de los sunitas, pese a su inferioridad numérica, ya que de lo contrario tendremos un Estado teocrático, que es el mismo infierno”.
