Leni Riefhestahl
III. Fascismo y nazismo
Leni Riefhestahl asumió la tarea de documentar las imágenes con las que el nacionalsocialismo quiso ser recordado por la historia. Sus dos principales películas fueron El triunfo de la voluntad, de 1934, documental del VI Congreso del partido nazi, y Olimpíada, documental sobre los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, dividido en dos partes: I. Fiesta de los pueblos y II. Fiesta de la belleza. Esta última recibió la Medalla de Oro en el Festival de Venecia de 1935, y fue premiada en la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de París en 1937.
En 1935, Leni también filmó un documental sobre la Wehrmacht: El día de la libertad (Tag der Freiheit).
ESCENAS DE SUS PELÍCULAS
Leni Riefenstahl nació en Berlín el 22 de agosto de 1902, y falleció a los 101 años. Muy joven inició su carrera como bailarina, pero una lesión de menisco la alejó temporalmente de la escena. En 1924 se puso en contacto con Arnold Fank, con quien colaboró durante muchos años y aprendió a manejar la cámara. En 1932 dirigió su primera película, La luz azul, que tras ser premiada en la Mostra de Venecia la lanzó a la fama internacional.
Con la llegada de Hitler al gobierno, y mientras otros cineastas –como Fritz Lang y Robert Wiene– se expatriaban, Leni, gracias al ministro Göbbels, se convirtió en la principal cineasta del nuevo régimen. Riefenstahl tuvo a su disposición todo tipo de recursos, tanto económicos como técnicos. En El triunfo de la voluntad, por ejemplo, dispuso para el rodaje de 130.000 metros de película (60 horas), 16 operadores y otros tantos ayudantes, 30 cámaras, cuatro equipos de sonido, un dirigible para tomas aéreas y 130 reflectores gigantescos dentro de una escenografía cuidadosamente preparada por Albert Speer, y más de 350.000 habitantes de Nuremberg como extras gratuitos y disciplinados.
Viajó por España para rodar los exteriores de Tierra baja, pero debió seguir la filmación en Alemania, donde construyó una aldea de estilo español. La contratación como extras de un grupo de gitanos la llevó posteriormente a ser acusada de haberlos sacado de un campo de concentración y de haberlos utilizado como esclavos.
Al finalizar la guerra fue detenida e interrogada por el ejército norteamericano. Le fue confiscada la casa y todas sus posesiones, entre ellas las copias de sus películas. Leni se defendió siempre de sus vinculaciones con el nazismo diciendo que había pecado de ingenua pero no de mala voluntad. Como tantos miles de alemanes de aquella época, negó conocer el exterminio que estaba sucediendo en su país. En varios juicios sucesivos, a instancias norteamericanas y francesas, salió con veredicto favorable: no había estado ni en el partido ni en ninguna otra de sus ramificaciones, y su relación con Hitler fue estrictamente profesional. Tras varios años de pleitos consiguió recuperar parte de sus pertenencias, sobre todo sus rollos de película.
Viajó por África donde quedó fascinada por unas fotografías de los atléticos cuerpos de los nuba. Se propuso filmarlos, y a los 60 años partió para el sur de Sudán. Sus fotografías y filmaciones de los nuba dieron la vuelta al mundo. En la última etapa de su vida profesional, prefirió eliminar de sus imágenes al ser humano. Desde mediados de los años setenta comenzó a fotografiar arrecifes de coral, un tema que incluso le permitió filmar una última película, ya absolutamente vaciada de contenido, Impresiones bajo el agua, que presentó en el año 2000.
El cine nazi no se limitó a producir películas de propaganda: gran parte eran de divertimento –operetas, comedias musicales, películas sentimentales–, aunque a su manera también expresaban los valores del régimen.