FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

Usted está aquí: Inicio Producciones especiales Arq&Urb notas Del centro a los barrios

Del centro a los barrios

Del centro a los barrios

Las buenas intenciones de los técnicos municipales se traducían primero sobre planos y legislación y después en la realidad. El creciente loteo se extendió en forma tentacular, sobre todo hacia el norte y el oeste, y no de manera pareja y progresiva, de modo que iban quedando muchos espacios intermedios vacíos. Si por Rivadavia hasta Flores había un perfil más o menos continuo de fachadas, entre Palermo y Belgrano se producía un hiato, y la mitad sur del municipio, exceptuando La Boca y Barracas, contaba con muy pocas construcciones. Por lo tanto la ciudad iba creciendo a partir de estos loteos que producían zonas urbanizadas en cuadrículas relativamente homogéneas, pero en convivencia con grandes terrenos semirrurales. Pese a estas irregularidades, seguía siendo el Estado quien determinaba cómo se constituían las calles (el espacio público) y las cuadras (el espacio privado) en estos terrenos. Entre 1904 y 1914 fueron las zonas más alejadas del centro las que se densificaron y crecieron, mucho más que los antiguos distritos como Monserrat o San Nicolás. Si en el primer cordón que rodeaba a la ciudad tradicional (San Cristóbal sur, Almagro y el Barrio Norte) el crecimiento fue en esos años del 50%, en el nuevo perímetro urbano superó el 140% (Bajo Flores, Mataderos, Flores, Colegiales, Chacarita, Villa Urquiza, Devoto, Belgrano y Palermo). Ya veremos de qué manera influyó en estos índices la infraestructura del transporte.

Por su parte, las tierras suburbanas del ejido –que hasta el siglo XVII habían sido públicas y que con la autorización del Cabildo pasaron entonces a manos de influyentes vecinos que así diversificaron su riqueza– fueron finalmente ofrecidas a un mercado inmobiliario cada vez más demandante, en el que el rematador fue una figura clave. Las quintas de los Luro, Ramos Mejía, Álzaga, Herrera, Zubizarreta o Senillosa, entre muchas otras familias tradicionales, fueron fraccionadas y vendidas en lotes urbanos que cumplieran con las reglamentaciones dispuestas por el municipio. Organizadas como “villas”, estos conjuntos de manzanas crecían en torno a una plaza principal o una estación de ferrocarril. Villa Devoto, Villa Crespo, Villa Real, Villa Mitre, Villa del Parque, Villa Santa Rita, Villa Luro, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón o Villa Ortúzar crecieron lo suficiente como para que la denominación del loteo inicial terminara por hacer referencia al nuevo barrio. En otros casos, como los de Villa Sáenz Peña, Villa Alvear o Villa Catalinas, las nomenclaturas se perdieron.


Anuncio








1905: ANUNCIO DE REMATE Y LOTEO EN EL BARRIO DE PALERMO.











Acciones de Documento