FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Europa: La tercera vía

I. La crisis en el ámbito capitalista


Documento firmado el 8 de junio de 1999 por los primeros ministros de Gran Bretaña y Alemania, Tony Blair y Gerhard Schröder, respectivamente, que recoge las ideas claves de la autodenominada nueva socialdemocracia.

 

Tony blairTONY BLAIR  (1963- )

PRIMER MINISTRO BRITÁNICO LABORISTA ENTRE 1997 Y 2007

 

Introducción

Los socialdemócratas gobiernan en casi todos los países de la Unión. La socialdemocracia ha encontrado una nueva acogida, pero sólo porque, manteniendo sus valores tradicionales, ha iniciado un camino verosímil para renovar sus ideas y modernizar sus programas. También ha encontrado una nueva acogida porque defiende no sólo la justicia social sino también el dinamismo económico y la liberación de la creatividad y la innovación.

La marca de esta aproximación es el Nuevo Centro de Alemania y la Tercera Vía de Gran Bretaña. Otros socialdemócratas han elegido otros términos que encajan con sus propias culturas nacionales. Pero la motivación es la misma en todas partes, aunque el lenguaje y las instituciones puedan diferir. Hace tiempo que muchas personas han abandonado la visión de un mundo representado por los dogmas de izquierda y derecha. Los socialdemócratas tienen que ser capaces de hablar a esas personas.

Equidad y justicia social, libertad e igualdad de oportunidades, solidaridad y responsabilidad hacia los demás: son valores comunes a todas las épocas, valores que la socialdemocracia no sacrifica nunca. Para que esos valores sean relevantes en el mundo actual se requieren políticas realistas, de futuro, capaces de estar a la altura de los retos del siglo XXI. La modernización consiste en adaptarse a las condiciones que han cambiado objetivamente, no en reaccionar ante las elecciones.

Igualmente, tenemos que aplicar nuestras políticas en un marco económico nuevo, modernizado para la actualidad, donde los gobiernos hacen todo lo que pueden para apoyar a las empresas, pero sin creer nunca que puedan sustituir a la empresa privada. La función esencial de los mercados debe ser complementada y mejorada por la acción política, no entorpecida por ésta. Apoyamos una economía de mercado, no una sociedad de mercado.

Compartimos un destino común en el seno de la Unión Europea. Nos enfrentamos a los mismos retos, a promover el empleo y la prosperidad, a ofrecer a todos los individuos la oportunidad de desarrollar totalmente sus potenciales únicos, a combatir la exclusión social y la pobreza, a reconciliar el progreso material con un desarrollo sostenible del medio ambiente y con nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras, a enfrentarnos a los problemas comunes que amenazan la cohesión de la sociedad, como la delincuencia y las drogas, y a hacer que Europa sea una fuerza más eficaz por el bien del mundo.

Necesitamos fortalecer nuestras políticas asentando nuestra experiencia en Gran Bretaña y Alemania, pero también con contrapartes similares en Europa y en el resto del mundo. Debemos aprender los unos de los otros y comparar nuestra actuación con prácticas y experiencias mejores en otros países. Con este llamamiento, invitamos a otros gobiernos socialdemócratas de Europa, que comparten nuestra intención modernizadora, a unirse a nosotros en esta empresa.

 

I. Aprender de la experiencia

Aprender de la experiencia. Aunque los dos partidos pueden sentirse orgullosos de sus logros históricos, hoy en día debemos desarrollar respuestas realistas y practicables para los nuevos retos a los que se enfrentan nuestras sociedades y economías. Esto exige que mantengamos nuestros principios, pero también exige la voluntad de cambiar nuestras viejas aproximaciones y nuestros instrumentos políticos tradicionales. En el pasado:

- La promoción de la justicia social se confundía en ocasiones con la imposición de la igualdad de salarios. Como consecuencia, no se valoraba la importancia de premiar el esfuerzo y la responsabilidad, y la socialdemocracia se asociaba con la conformidad y la mediocridad en lugar de asociarse con la celebración de la creatividad, la diversidad y la excelencia. El trabajo se gravaba con costes cada vez más altos.

- El objetivo de alcanzar la justicia social se identificaba con niveles cada vez más altos de gasto público, a pesar de lo que se hubiera conseguido y del impacto de los impuestos que se necesitaban para financiarlo en la competitividad, el empleo y la calidad de vida. Unos servicios públicos decentes son vitales para los socialdemócratas, pero la conciencia social no se puede medir por el nivel de gasto público. La verdadera prueba para la sociedad es el grado de eficacia de utilización de ese gasto, y en qué medida permite que la gente se ayude a sí misma.

- La creencia de que el estado debe encargarse de los fallos del mercado llevó con demasiada frecuencia a la expansión desproporcionada del alcance de los gobiernos y, consecuentemente, de la burocracia. El equilibrio entre el individuo y el colectivo se distorsionó. Valores importantes para los ciudadanos, como los logros personales y el éxito, el espíritu emprendedor, la responsabilidad individual y el espíritu comunitario, se subordinaron con demasiada frecuencia a las necesidades del bienestar social general.

- Con demasiada frecuencia, los derechos tuvieron preferencia sobre las responsabilidades, pero la responsabilidad del individuo hacia sí mismo o hacia su familia, su entorno y su sociedad, no puede depender del estado. Si se olvida el concepto de obligación recíproca, se obtiene un declive del espíritu comunitario, una falta de responsabilidad hacia los vecinos, un aumento de la delincuencia y del vandalismo, y un sistema jurídico que no puede estar a la altura de las circunstancias.

- La capacidad de los gobiernos nacionales de mantener en buen estado la economía, para asegurar el crecimiento y el empleo, se ha exagerado. La importancia de los individuos y de la empresa privada en la creación de riqueza se ha subestimado. La debilidad de los mercados se ha sobrestimado y su fortaleza se ha subestimado.

 

II. Nuevos programas para realidades distintas

Ideas para que la izquierda no se convierta nunca en una camisa de fuerza.

 

La política del Nuevo Centro y la Tercera Vía consiste en responder a las preocupaciones de las personas que viven en sociedades que han experimentado un rápido cambio, y que se enfrentan a ellas, ya sean ganadores o perdedores. En el nuevo mundo emergente, la gente quiere políticos que se aproximen a los problemas sin prejuicios ideológicos y que, aplicando sus valores y principios, busquen soluciones prácticas para sus problemas mediante políticas pragmáticas, honradas y bien diseñadas. Los votantes, que en su vida diaria tienen que mostrar iniciativa y adaptabilidad frente a los cambios sociales y económicos, esperan lo mismo de sus gobiernos y de sus políticos.

 

- En un mundo de globalización y de cambios científicos cada vez más rápidos, debemos crear las condiciones para que los negocios ya existentes puedan prosperar y adaptarse, y para que se puedan establecer y consolidar nuevos negocios.

- Las nuevas tecnologías han cambiado drásticamente la naturaleza del trabajo y han internacionalizado la organización de la producción. Con una mano, destruyen algunos negocios o los hacen obsoletos; con la otra, crean nuevos negocios y oportunidades vocacionales. La tarea más importante de modernización estriba en invertir en capital humano: hacer que individuos y negocios encajen la economía, basada en los conocimientos, del futuro.

- Tener un trabajo para toda la vida es cosa del pasado. Los socialdemócratas deben acomodar las crecientes demandas de flexibilidad y al mismo tiempo deben mantener ciertos niveles sociales mínimos, ayudar a las familias a enfrentarse a los cambios y crear nuevas oportunidades para los que no son capaces de mantener el ritmo.

- Nos enfrentamos al creciente reto de reconciliar la responsabilidad medioambiental hacia las generaciones futuras con el progreso económico de la sociedad. Debemos unir la responsabilidad medioambiental con una aproximación moderna basada en el mercado. En la protección del medio ambiente, las tecnologías más modernas consumen menos recursos, abren nuevos mercados y crean nuevos trabajos.

- El gasto público como proporción del ingreso nacional ha alcanzado más o menos los límites de lo aceptable. Los impedimentos de la política de "impuestos y gasto" obligan a modernizar el sector público y a reformar los servicios públicos para conseguir que el dinero valga más. El sector público debe servir al ciudadano: no dudaremos en promover los conceptos de eficacia, competitividad y alto rendimiento.

-Los sistemas de seguridad social deben adaptarse a los cambios en las expectativas de vida, a las estructuras familiares y al papel de la mujer. Los socialdemócratas deben encontrar vías de combatir los cada vez más acuciantes problemas de la delincuencia, la desintegración social y el consumo de drogas. Tenemos que liderar el proceso para conformar una sociedad con igualdad de derechos para mujeres y hombres.

-La delincuencia es un asunto político vital para los socialdemócratas modernos. Consideramos que la seguridad callejera es un derecho civil. Una política dirigida a hacer que las ciudades sean sitios en los que merezca la pena vivir, con espíritu comunitario, crea nuevos trabajos y hace que las zonas residenciales sean más seguras.

-La pobreza sigue siendo una preocupación central, sobre todo entre las familias con hijos. Necesitamos medidas especiales para los que están más amenazados por la marginalización y por la exclusión social.

Esto también requiere una aproximación moderna a las tareas de gobierno:

-El estado no debe remar, sino llevar el timón: no tanto control como retos. Debemos encontrar soluciones a los problemas.

-Se debe reducir la burocracia en el sector público, en todos los niveles; se deben formular objetivos de rendimiento; se debe vigilar de forma rigurosa la calidad de los servicios públicos; y se debe eliminar el rendimiento insuficiente.

-Los socialdemócratas modernos resuelven los problemas con las soluciones adecuadas. Hay problemas que actualmente sólo se pueden resolver a nivel europeo: otros, como las recientes crisis financieras, exigen de una cooperación internacional creciente. Pero, como principio general, se debe devolver el poder al nivel más bajo posible.

 Para que las nuevas políticas tengan éxito, se debe promover una mentalidad positiva y un espíritu emprendedor en todos los niveles de la sociedad. Eso requiere:

-Una fuerza laboral competente y bien formada dispuesta a asumir nuevas responsabilidades.

-Un sistema de seguridad social que abra nuevas oportunidades y que premie la iniciativa, la creatividad y la disposición a enfrentarse a nuevos retos.

-Un clima positivo para la independencia emprendedora y para la iniciativa. Se debe facilitar la creación de pequeñas empresas y mejorar sus posibilidades de supervivencia.

-Queremos una sociedad que celebre el éxito de los emprendedores, tal y como hace con los artistas y los futbolistas, y que valore la creatividad en todos los aspectos de la vida.

Nuestros países tienen diferentes tradiciones en lo relativo a las relaciones entre el estado, la industria, los sindicatos y los agentes sociales, pero compartimos una convicción: que se deben superar los tradicionales conflictos laborales. Esto significa, sobre todo, que se cree un espíritu comunitario y solidario, que se refuerce la asociación y el diálogo entre todos los grupos de la sociedad y que se desarrolle un nuevo consenso para cambiar y reformar. Queremos que todos los grupos sociales compartan nuestro compromiso con las nuevas directrices establecidas en esta declaración.

Inmediatamente después de llegar al gobierno, el nuevo gobierno socialdemócrata de Alemania se reunió alrededor de una mesa con los representantes más importantes de la política, el mundo empresarial y los sindicatos para forjar una Alianza por el empleo, la formación y la competitividad.

Queremos ver una verdadera asociación en el mundo laboral, con trabajadores que tengan la oportunidad de compartir la recompensa del éxito con los empresarios.

-Apoyamos a los modernos sindicatos que protegen a los individuos contra el comportamiento arbitrario, y que trabajan en cooperación con los empresarios para gestionar cambios y crear prosperidad a largo plazo.

-Seguiremos luchando en Europa, bajo el paraguas de un pacto europeo por el empleo, para conseguir un diálogo duradero con los agentes sociales que apoyen, no que obstaculicen, los cambios económicos necesarios.

 

III. Un nuevo plan de trabajo para la izquierda

[…] Las dos pasadas décadas del "laissez-faire" neoliberal han terminado. Pero en su lugar no debe surgir un renacimiento de las políticas de la década de 1970, que se basaban en el déficit público y en un intervencionismo estatal muy pesado. Tal aproximación a los problemas sería un error en la actualidad. […]

La demanda y las políticas laborales van juntas. No son alternativas.

En el pasado, los socialdemócratas dieron con frecuencia la impresión de que una gestión acertada de la demanda sería capaz, por sí misma, de alcanzar los objetivos de crecimiento y de alto desempleo. Los socialdemócratas modernos asumen que las políticas laborales desempeñan un papel muy importante y complementario.

En el mundo actual, muchas decisiones políticas tienen impacto sobre las condiciones de la demanda y de las políticas laborales.

-Aplicar el bienestar a los programas laborales incrementa los ingresos de los que se encuentran previamente sin trabajo y mejora, así mismo, el suministro de fuerza de trabajo del que disponen los empresarios.

-Las políticas económicas modernas pretenden incrementar los ingresos después de impuestos de los trabajadores, y al mismo tiempo reducir los costes laborales a los empresarios. La reducción de los costes laborales no salariales a través de la reforma de los sistemas de seguridad social, un sistema impositivo más amistoso con el empleo y una estructura contributiva que mire hacia el futuro, son de particular importancia.

La pretensión de la política socialdemócrata es superar la aparente contradicción entre demanda y políticas laborales a favor de una combinación más fructífera de la flexibilidad microeconómica y de la estabilidad macroeconómica.

Las economías deben ser flexibles para conseguir niveles más altos de crecimiento y más trabajos en el mundo actual: los mercados flexibles son un principio de la moderna socialdemocracia.

La política macroeconómica aún tiene un propósito: asentar las condiciones para un crecimiento estable y evitar los vaivenes. Pero los socialdemócratas deben reconocer que tener éxito en términos macroeconómicos no es suficiente para estimular el crecimiento y conseguir más puestos de trabajo. Los cambios en las tasas de interés o la política impositiva no conseguirán incrementar las inversiones y el empleo a no ser que la economía sea lo suficientemente flexible como para responder. Para que la economía europea sea más dinámica, necesitamos que sea más flexible.

-Las empresas deben tener capacidad de maniobra para aprovechar las ventajas de las condiciones económicas mejoradas y las nuevas oportunidades: las normas y regulaciones no deben obstaculizarlas.

-Tanto el producto como el capital y los mercados laborales deben ser flexibles: no debemos combinar rigidez en un aspecto del sistema económico con apertura y dinamismo en el resto. […]

 

Un gobierno activo, con un rol de nuevo tipo, tiene un papel clave en el desarrollo económico

Los socialdemócratas modernos no son neoliberales. Los mercados flexibles se deben combinar con un rol de nuevo tipo para un estado activo. La prioridad más importante debe ser la inversión en capital social y humano. […]

-Tenemos que reformar la educación superior y aumentar su calidad, y al mismo tiempo debemos modernizar la educación y los programas de formación para promover la adaptabilidad y el empleo en las épocas posteriores de la vida. El gobierno desempeña un papel particular, proporcionando incentivos para los individuos, para que ahorren y para que puedan enfrentarse a los costes de una vida de aprendizaje, y para ampliar el acceso a través de la promoción del aprendizaje a distancia.

-Debemos asegurar que la formación desempeñe un papel significativo en nuestras políticas laborales de mercado para los desempleados y para las familias sin trabajo. […]

Los socialdemócratas deben hacer gala de unas finanzas públicas sensatas

En el pasado se ha dicho con demasiada frecuencia que los socialdemócratas se dedican a promocionar el empleo y el crecimiento por medio de los préstamos gubernamentales, para financiar mayores gastos gubernamentales. No descartamos los déficits gubernamentales; durante los bajones periódicos es lógico dejar que funcionen los estabilizadores automáticos. Y endeudarse para financiar una mayor inversión gubernamental, cumpliendo a rajatabla la Regla dorada, puede desempeñar un papel fundamental en el reforzamiento del sector de suministros en nuestra economía.

Sin embargo, no se puede utilizar el gasto deficitario para superar debilidades estructurales en la economía que obstaculizan el crecimiento más rápido y la mayor tasa de empleo. Los socialdemócratas no deben tampoco tolerar niveles excesivos de deuda pública. El aumento del endeudamiento constituye una injusta atadura para las generaciones venideras. Podría tener efectos redistributivos indeseables. Además, el dinero gastado en saldar las elevadas deudas públicas no está disponible para gastarse en otras prioridades, como el aumento de la inversión en educación, en formación y en infraestructura de transportes. […]

IV. Una política activa del mercado laboral para la izquierda

El estado debe constituirse en agente de empleo activo, y no sólo en el receptor pasivo de las víctimas del fracaso económico.

Las personas que nunca han trabajado o que llevan mucho tiempo desempleadas pierden las habilidades necesarias para competir en el mercado laboral. El desempleo prolongado daña asimismo las oportunidades vitales en otros aspectos, y dificulta a quienes lo sufre la plena participación en la sociedad. […]

Los periodos de desempleo en una economía en la que no hay puestos de trabajo vitalicios deben convertirse en una oportunidad para obtener cualificaciones y promover el desarrollo personal. Los empleos a tiempo parcial y mal remunerados son mejores que nada, porque facilitan la transición del paro al trabajo. […]”

Un año después, Tony Blair firmaba un documento con argumentos similares con el presidente español Jose María Aznar, principal dirigente conservador del Partido Popular.

 

 

Gerahrd schroderGERHARD SCHRÖDER (1944-

 

CANCILLER ALEMÁN ENTRE 1998 Y 2005. ACOMPAÑADO POR ANGELA MERKEL QUE LO SUCEDIÓ EN EL CARGO.

 

 En términos similares firmaron una declaración José María Aznar y Tony Blair publicada el 13 de junio de 2000 en El Mundo de España.
  [,,,] El papel de los gobiernos ha cambiado. No deben caer en el dirigismo ni tampoco sustituir al mercado. No deben interferir en las decisiones comerciales ni imponer pesadas regulaciones económicas y sociales.

El nuevo papel de los gobiernos es crear las condiciones para que las empresas puedan crear empleo. Es proteger al vulnerable y luchar contra la exclusión social. Es preparar a nuestros hijos para las nuevas oportunidades del futuro. Es ayudar a nuestros trabajadores a adaptarse a los cambios. En Lisboa hemos llegado a la conclusión de que la creación de empleo es, de hecho, la base última de la cohesión social.

Puede que encabecemos gobiernos provenientes de tradiciones políticas diferentes, pero nos une la determinación de llevar adelante este programa.

En el pasado, hemos cometido demasiadas veces el error de intentar aplicar políticas sociales que creaban obstáculos para la expansión de las empresas y para la creación de empleo. Hemos aprendido de nuestros errores. Pensamos que es una aproximación equivocada y no queremos seguirla en el futuro, ni en nuestras naciones respectivas, ni en el conjunto de la UE. […]

Más que ninguna otra cosa, el euro está cambiando Europa. Los fundamentos económicos de Europa son sólidos; más sólidos de lo que lo han sido nunca en la presente generación. Las economías de la UE están creciendo y es importante subrayar que hoy, en Europa, se están creando empleos a un ritmo mayor que en casi cualquier parte del mundo desarrollado. El Banco Central Europeo está consiguiendo también una baja inflación y un fuerte crecimiento.

Para sostener una larga expansión y mantener la creación de empleo que esta expansión necesita, Europa debe mantener la confianza de sus mercados. Por eso es tan importante insistir en las reformas estructurales coordinadas que se han iniciado en Lisboa y acelerar las que ya se están realizando en nuestras naciones. Y por eso es tan importante para Europa evitar el tipo de armonización fiscal y de reglamentaciones rígidas que podrían desviar las inversiones y la creación de empleo fuera de Europa.  […]

Gran Bretaña y España están también unidas por la voluntad de trabajar conjuntamente por encima de sus fronteras para abordar los problemas transfronterizos de asilo, inmigración ilegal y delincuencia internacional. Estos son problemas que ninguno de nosotros puede resolver eficazmente de forma aislada. Se trata de asuntos que requieren un grado de cooperación europea mayor, y no menor. Estaríamos defraudando a nuestros pueblos si escucháramos las voces de aquellos que defienden una definición estrecha de la soberanía nacional a expensas de nuestros verdaderos intereses nacionales.

Las administraciones públicas se están modernizando, estableciendo un nuevo contrato con los ciudadanos. En España y en Gran Bretaña, al igual que en otros países, nuestros gobiernos están descentralizando sus administraciones públicas, acercando las decisiones a los ciudadanos. Estamos también comprometidos a hacer más en el plano europeo en áreas donde la acción nacional aislada no es suficiente. Europa está cambiando, cambiando rápidamente y lo está haciendo a mejor.

Los líderes europeos serán juzgados por su capacidad de gestionar los intensos cambios que recorren Europa. Esta es la razón por la que creemos que, si queremos tener éxito, tenemos que hacer todo lo posible para explicar estos cambios y buscar el respaldo de los verdaderos gobernantes de Europa: los propios ciudadanos".

 

 

aznarJOSÉ MARÍA AZNAR (1953_)

PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA DE 1996 A 2004

 

  El 22 de noviembre de 1999 el primer ministro francés Lionel Jospin publicaba en el diario español El Pais un artículo cuyo título La inútil 'tercera vía' de Tony Blair lo definía desde el comienzo como crítico de dicha opción.

“Por tanto, mi opinión es que no vale demasiado la pena discutir sobre el "estilo justo", sobre una elección entre el "estilo de Blair", el "estilo de Schröder" o el "estilo de Jospin". Por eso me resulta difícil definir claramente qué es la tercera vía. Si la tercera vía se encuentra entre el capitalismo y el comunismo, sólo es un nombre diferente para el socialismo democrático típico de los británicos. Pero esto no significa que nosotros debamos hacer la misma apreciación en Francia. Si la tercera vía implica encontrar una posición intermedia entre la socialdemocracia y el neoliberalismo, ése no es mi camino. Como ya he dicho, no existe espacio alguno para semejante política de "interposición". Creo, sin embargo, que la tercera vía es la forma que ha tomado en el Reino Unido el esfuerzo de remodelar la teoría y la política; el mismo proyecto en el cual se han embarcado todos los partidos de inspiración socialista y socialdemócrata de Europa. En su breve ensayo La dinámica del capitalismo, el gran historiador francés Fernand Braudel condensó décadas de investigación sobre la "civilización material". Sostiene que su flexibilidad y adaptabilidad hacen del capitalismo una fuerza dinámica, pero que es una fuerza que no tiene un rumbo marcado, no tiene ideales ni significados, ninguno de los elementos vitales para una sociedad. El capitalismo es una fuerza en movimiento, pero no sabe adónde va. El predominio simultáneo que ejercen en la economía la globalización de las finanzas y la revolución informática hacen que este aspecto del capitalismo sea aún más evidente. Nuestra respuesta a esta nueva situación es motivada y meditada. Reconocemos plenamente la globalización. Pero no consideramos su manifestación inevitable. De aquí que tratemos de crear un sistema de regulación de la economía capitalista mundial. Opinamos que a través de la acción conjunta europea -en una Europa animada por los ideales democráticos sociales- se pueden reglamentar algunas áreas clave, como las finanzas, el comercio o la informática. Debemos luchar especialmente por devolver su justo papel al FMI. A mi parecer, la opción es clara. Adaptarse a la realidad, sí. Rendirse ante un modelo capitalista "inevitable" y llamado "natural", no. No debemos rendirnos al concepto fatalista de que el modelo capitalista neoliberal sea el único disponible. Al contrario, debemos moldear el mundo de acuerdo con nuestros valores.

Ser socialista significa tratar de construir una sociedad más justa. Por lo tanto, ser socialista significa tratar de reducir la desigualdad: no las diferencias producto de las diversas capacidades de las personas, sino la desigualdad social derivada del nacimiento o de la posición social de una persona, que escapa a su control. Es nuestro deber hacer que la sociedad sea menos dura con el débil y más exigente respecto al poderoso. El Estado de bienestar contribuye a este objetivo. Por consiguiente, aunque esté en crisis, debemos reformarlo. Bajo ningún motivo debe ser desmantelado. El Estado de bienestar -que en Francia llamamos État-providence- es resultado de luchas históricas en las cuales la izquierda ha desempeñado un papel preeminente. Ello ha marcado nuestra conciencia, como pone de manifiesto el uso de la palabra francesa providence, mucho más contundente que el término inglés welfare. Ello expresa la idea de que el hado y el destino pueden ser modificados o transformados por el Estado democrático y social, que representa los valores humanos y colectivos. Si el Estado de bienestar tiene que ser reformado, no debemos romper esta tradición.

La socialdemocracia surgió en sus orígenes para combatir la disparidad entre las diversas clases sociales. Pero nuestra lucha actual es contra cualquier forma de desigualdad, no sólo económica o social. Hay desigualdad en los beneficios que las personas obtienen de los servicios públicos, como la educación y la cultura; hay desigualdad en la seguridad frente a la violencia y el crimen. Hay desigualdades geográficas (de ahí la importancia de nuestra política de desarrollo regional). Debemos realizar un esfuerzo especial, cuando a las desigualdades de renta y riqueza se suman las desigualdades en el acceso a la vivienda, a la salud, a la información, al ejercicio de la ciudadanía o la desigualdad entre los sexos. Esta conciencia global de la existencia de muy diversos tipos de desigualdad exige un enfoque que va más allá de la tradicional confianza en la simple redistribución. Si bien el sistema fiscal y el Estado de bienestar son medios para obtener, a posteriori, una mayor igualdad, también debemos actuar a priori para prevenir la acumulación de desigualdades. Debemos llegar a la igualdad de oportunidades”.

 

Jospin LIONEL JOSPIN (1937-.)

 PRIMER MINISTRO DE FRANCIA ENTRE 1997-2002

 

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