FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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La Nueva Izquierda

VI. EL 68

El testimonio de Stuart Hall sobre la“vida y momentos de la primera Nueva Izquierda”

   

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 STUART HALL (1932-2014)

 

 

 

 

 

 

 

 

NACIDO EN JAMAICA Y RADICADO EN INGLATERRA DESDE 1951 FUE SOCIÓLOGO E INVESTIGADOR DE LOS PROCESOS CULTURALES JUNTO A RAYMOND WILLIAMS, RICHARD HOGGART Y EDWARD THOMPSON. SUS ESTUDIOS GIRAN EN TORNO AL CONCEPTO GRAMSCIANO DE HEGEMONÍA Y SU RELACIÓN CON LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA CULTURA POPULAR.

 

“La «primera» Nueva Izquierda nació en 1956, más que en un año en una coyuntura delimitada, por un lado, por el aplastamiento de la Revolución húngara por los tanques soviéticos y, por el otro, por la invasión francesa y británica de la zona del Canal de Suez. Estos dos sucesos, cuyo dramático impacto fue amplificado por el hecho de ocurrir con pocos días de diferencia, pusieron al descubierto la violencia subyacente y la agresión latente de los dos sistemas que entonces dominaban la vida política –el estalinismo y el imperialismo occidental– y provocaron una conmoción en el mundo político. En un sentido más profundo, definieron para la gente de mi generación los límites y fronteras de lo tolerable en política. Nos pareció que, después de «Hungría», los socialistas llevarían en su corazón el sentimiento de tragedia que la degeneración de la Revolución rusa en el estalinismo supuso para la izquierda en el siglo XX. «Hungría» puso fin a cierto tipo de inocencia socialista. Por otro lado, «Suez» puso de manifiesto la magnitud del error de creer que arriar la Union Jack en unas pocas ex colonias señalaba necesariamente el «fin del imperialismo», o que los beneficios reales del Estado de bienestar y de la ampliación de la abundancia material significaban el fin de la desigualdad y la explotación. «Hungría» y «Suez» fueron, así, experiencias de transición que definieron ciertos límites. Simbolizaron la ruptura de la Edad de Hielo política.

La Nueva Izquierda nació en la estela de estos dos acontecimientos. Intentaba definir un tercer espacio político situado entre estas dos metáforas. Su nacimiento significó para los izquierdistas de mi generación el fin de los silencios impuestos y de los puntos muertos políticos de la Guerra Fría, y la posibilidad de un avance hacia un nuevo proyecto socialista. Tal vez resulte útil comenzar por la genealogía. El término «Nueva Izquierda» se asocia habitualmente a «1968», pero, para la generación de la Nueva Izquierda de «1956», «1968» era ya una segunda o quizá incluso una tercera mutación. El término lo habíamos tomado prestado, en los años cincuenta, del movimiento conocido como nouvelle gauche, una tendencia política independiente en la política francesa asociada al semanario France Observateur y a su editor, Claude Bourdet. Bourdet, una figura sobresaliente de la Resistencia francesa, personificó después de la guerra el intento de abrir una «tercera vía» en la política europea, independiente de las dos posiciones dominantes en la izquierda, el estalinismo y la socialdemocracia, más allá de los bloques militares de la OTAN y del Pacto de Varsovia, y opuesta a la presencia tanto estadounidense como soviética en Europa.

Esta «tercera posición» coincidía con las aspiraciones políticas de muchos de los que se reunieron para formar la primera Nueva Izquierda británica. Algunos de nosotros habíamos conocido a Bourdet en París, en una conferencia convocada para estudiar la fundación de una Sociedad Socialista Internacional por encima de las divisiones entre Europa oriental y occidental. En Gran Bretaña, el principal defensor de la idea fue G. D. H. Cole, un austero y valiente veterano de la izquierda independiente que entonces todavía enseñaba Política en Oxford. Aunque Cole era un destacado historiador del socialismo europeo y estudioso del marxismo, su socialismo estaba basado en las tradiciones cooperativas y de «control por los trabajadores» del socialismo gremial. Su crítica de las nacionalizaciones burocráticas al estilo «morrisoniano» tuvo una gran influencia sobre la actitud de muchos socialistas de mi generación hacia las formas estatales de socialismo.

La Nueva Izquierda representaba la unión de dos tradiciones diferentes aunque relacionadas, y también de dos experiencias políticas o de dos generaciones. Una era la tradición que denominaría, a falta de un término mejor, comunismo humanista, simbolizada por el New Reasoner y sus fundadores John Saville y Edward y Dorothy Thompson. La segunda se podría tal vez describir mejor como una tradición socialista independiente, cuyo centro de gravedad estaba en la generación de estudiantes de iz­quierda de la década de los cincuenta y que mantenía cierta distancia con las afiliaciones al «partido». Fue la gente de este grupo la que, tras la desintegración de aquellas ortodoxias en 1956, creó la Universities and Left Review (ULR). Yo pertenezco a esta segunda tradición”.

 

Stuart Hall: “Vida y momentos de la primera Nueva Izquierda” New Left Review, Nº 61, marzo- abril 2010.

 

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