FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Herbet Marcuse

VI. El 68

imag 45 HERBERT MARCUSE (1898-1979) CON ANGELA DAVIS

ANGELA DAVIS ACTIVISTA AFROAMERICANA Y PROFESORA DE FILOSOFÍA EN LA UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA. FUE ALUMNA DE HERBERT MARCUSE Y ESTUVO RELACIONADA CON EL MOVIMIENTO DE LOS PANTERAS NEGRAS.

 

Herbert Marcuse fue un filósofo judío alemán que formó parte de la Escuela de Frankfurt. De muy joven se sintió atraído por la política y adhirió a las posiciones de izquierda. Pero el fracaso de la revolución espartaquista y la ejecución de Rosa Luxemburgo en1919 lo alejaron de Berlín y de la política. En 1933, ingresó en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt (más conocido como Escuela de Frankfurt). Ese mismo año los nazis llegaron al poder y clausuraron el Instituto. Marcuse, junto a otros miembros de la Escuela, se trasladó a Estados Unidos. En 1940 adoptó la nacionalidad americana. Además de la filosofía de Hegel, Marx, y Heidegger, en su pensamiento tuvo una importante presencia el psicoanálisis de Sigmund Freud. En Eros y civilización (1955) retomó la teoría freudiana según la cual la civilización se apoya sobre la represión permanente de los instintos humanos, reemplazando la satisfacción inmediata de los mismos por una satisfacción diferida.

 

imag 46MARCUSE EN LAS CONFERENCIAS DE BERLÍN, 1967

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NACIÓ EN BERLÍN, ALEMANIA. SIRVIÓ EN EL EJÉRCITO GERMANO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. ESTUDIÓ EN LA UNIVERSIDAD DE FRIBURGO, DONDE SE DOCTORÓ EN LITERATURA EN 1922. SEIS AÑOS MÁS TARDE VOLVIÓ A LA UNIVERSIDAD PARA ESTUDIAR FILOSOFÍA CON MARTIN HEIDEGGER, QUE DIRIGIÓ SU TESIS SOBRE HEGEL.

EN 1941 SE INTEGRÓ EN LOS SERVICIOS SECRETOS DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO NORTEAMERICANO, GUIADO POR SU COMPROMISO POLÍTICO CONTRA LOS FASCISMOS EUROPEOS. DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL TRABAJÓ EN EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES SOBRE RUSIA, DE LA UNIVERSIDAD DE HARVARD. REGRESÓ A LA PRODUCCIÓN INTELECTUAL CON LA EDICIÓN DE EROS Y CIVILIZACIÓN (1955) Y MARXISMO SOVIÉTICO (1958). 

DEJÓ LA UNIVERSIDAD DE HARVARD, POR DISCREPANCIAS DE LA DIRECCIÓN CON SUS TRABAJOS, Y,  EN 1964, TRAS LA PUBLICACIÓN DE EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL. INGRESA EN LA UNIVERSIDAD DE BERKELEY, QUE PASABA POR SER LA MÁS LIBERAL ALLÍ SE CONVIERTE EN EL REFERENTE IDEOLÓGICO DE LOS MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES.

 

En El hombre unidimensional (1964), Marcuse se mostró muy pesimista respecto a la posibilidad de acceder a procesos revolucionarios en la nueva sociedad opulenta. Sobre todo por la carencia de un sujeto revolucionario una vez transformado el proletariado en otro grupo más a favor de los supuestos beneficios del consumo. Sin sujeto revolucionario y, fundamentalmente, sin capacidad para imaginar una base firme de oposición al sistema, éste se reproduce sin necesidad de recurrir a la represión abierta. Su capacidad para absorber cualquier oposición o disidencia revierte luego en un refuerzo de las normas sociales dominantes.

Lo más destacado de la influencia marcusiana reside en su novedosa combinación de elementos marxistas y freudianos. El Freud de El malestar en la cultura ya había llamado la atención sobre el hecho de que la vida en sociedad sólo es posible a partir de la represión de la líbido, de las pasiones, mediante diferentes mecanismos de sublimación. Pero con la advertencia sobre la necesidad de establecer un equilibrio entre la represión necesaria y la represión superflua. Marcuse recoge esta distinción para afirmar que en una sociedad como la tecnológicamente desarrollada, se interioriza como represión necesaria lo que en realidad no es sino un mecanismo de legitimación del orden existente. Bajo las condiciones objetivas de una sociedad opulenta están abiertas las posibilidades para la libertad y para una vida más plena y libidinosa. El problema no reside tanto en dichas condiciones como en la capacidad de cada persona para tomar conciencia de dicha posibilidad. Y ahí es donde los mecanismos del sistema tendrían una asombrosa eficacia, fundamentalmente a través de una cultura de masas manipuladora.

En medio de las revueltas estudiantiles, Marcuse llegó a cobrar esperanzas en la posible aparición de un nuevo sujeto revolucionario, constituido esta vez por estudiantes e intelectuales.

 

Entrevista publicada en octubre de 1968 en la revista porteña Primera Plana

 

 

-Hace seis meses, su nombre era casi desconocido; se volvió celebre a causa de los incidentes estudiantiles en Alemania, en Estados Unidos, en Francia; de golpe, sus libros se convirtieron en best sellers. ¿Cómo se sitúa usted en relación con la revuelta de los estudiantes?

Marcuse -La respuesta es muy simple. Me siento solidario con el movimiento de los “estudiantes coléricos”, pero de ninguna manera soy su portavoz. La prensa y la publicidad me dieron ese título e hicieron de mí una mercadería bastante vendible. Yo me opongo, sobre todo, a la yuxtaposición de mi nombre y de mi fotografía a los del Che Guevara, Debray, Dutschke. 

Ellos han arriesgado y siguen arriesgando sus vidas en el combate por una sociedad más humana, mientras yo participo de ese combate sólo con mis palabras y mis ideas. Esta es una diferencia fundamental. 

-En todo caso, sus palabras precedieron la acción estudiantil… 

Marcuse- Creo que muy pocos estudiantes me han leído… 

-Sin duda. Pero son muy pocos, también, los estudiantes que elaboraron una doctrina con su alzamiento. ¿Puede decirse que es usted el teórico del movimiento? 

Marcuse- Si así fuese, estaría muy contento. Pero se trata más bien de una coincidencia…yo intenté hacer en mis libros, una crítica de la sociedad- y no solamente de la sociedad capitalista- en términos que evitaran toda ideología, inclusive la ideología socialista, la ideología marxista. Intenté mostrar que la sociedad contemporánea es una sociedad represiva en todos sus aspectos; que hasta el confort, la prosperidad, la pretendida libertad política y moral, son utilizados con fines opresivos. Intenté mostrar que un cambio presupondría un rechazo total, o, para emplear el lenguaje de los estudiantes, una reprobación permanente de esa sociedad. Y que no sólo se trata de cambiar las instituciones sino más bien, y esto es lo importante, de cambiar totalmente al hombre en sus actitudes, en sus instintos, en sus objetivos, en sus valores. Es aquí donde, según creo, mis libros coinciden con el movimiento universal de los estudiantes.

[…]

-No ignora usted que en Francia, o en Alemania, no existe esa “sociedad de la abundancia” cuya destrucción proponen sus escritos, y que sólo existe-para bien o para mal-en los Estados Unidos. 
Marcuse- Se me acusa de haber centrado mi crítica en la sociedad norteamericana, y eso es muy cierto. Pero no es sólo porque conozco ese país mejor que otros, sino por creer-o temer-que la sociedad norteamericana se convierta en el modelo para los demás países capitalistas, y quizás también para los países socialistas. Creo, además, que esa ruta puede evitarse, lo cual entrañaría una vez más un cambio fundamental, una ruptura total con el contenido de las necesidades y aspiraciones de los seres humanos, tal como hoy se encuentran condicionados. 
[…]

-¿Por qué desespera usted de la posibilidad de que se obtengan progresos en el marco de la democracia norteamericana? 
Marcuse-¿Es que ha progresado la democracia en los Estados Unidos? 
-En relación de la época de Viñas de ira, sí. 
Marcuse- Yo opino lo contrario. Ahí están las elecciones, los candidatos a la Presidencia fabricados por las maquinarias políticas ¿Quién es capaz de descubrir las diferencias entre esos candidatos? Si eso es la democracia…Es una farsa! El pueblo no ha dicho nada ni se le preguntó nada. 


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