FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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II. Crisis de los Imperios Coloniales y emergencia del Tercer Mundo

La descolonización de Africa


Cuando estalló la guerra en Argelia en 1954, los únicos Estados africanos independientes eran Egipto, Liberia nota, Etiopía nota y Sudáfrica. El primero dejó de ser protectorado británico en 1936, el segundo sólo estuvo bajo la dominación del fascismo italiano entre 1936 y 1941, el tercero nunca fue colonia formal y en el caso del cuarto, en 1910 diez años después del fin de la segunda guerra bóer, fue creada la Unión Sudafricana a partir de la integración de las colonias del Cabo y Natal y las repúblicas del estado libres de Orange y el Transvaal. Al concluir el conflicto argelino en 1962, casi todas las colonias se habían liberado.
Al concluir la Segunda Guerra las colonias africanas no eran percibidas como candidatas a constituir estados soberanos en un futuro inmediato. Los poderes imperiales estaban convencidos que iban a permanecer por mucho tiempo en esta región.
Los países africanos eran entidades creadas por los europeos, extrañas para la mayoría de los africanos. Su legitimidad no derivaba del consentimiento interno si no de los acuerdos internacionales. La mayoría de las colonias subsaharianas carecían de sólidos recursos políticos y económicos. La orientación de la economía hacia el monocultivo para proveer al mercado de consumo y de industrias de Europa les confirió un carácter muy dependiente. No obstante, las metrópolis habían introducido factores claves de la cultura occidental: el ferrocarril, los caminos, la educación, entre otros, que trajeron aparejados significativos cambios sociales, especialmente en las ciudades.
El África Subsahariana estaba integrada por un conjunto heterogéneo de culturas y de etnias y fue el ámbito en el que frente a la explotación de los blancos se forjó la aspiración de un destino común en libertad sobre la base de la valoración de la negritud y la africanidad. Este proceso encuentra sus raíces en el período de entreguerras
Los movimientos nacionalistas siguieron un proceso similar. Primero la formación de asociaciones culturales y de organizaciones profesionales por parte de la minoría africana que había logrado una formación universitaria. A partir de ellas, movimientos políticos y sindicales más amplios. En las colonias donde existían arraigadas diferencias étnicas, disidencias tribales oposiciones religiosas sociales y políticas, en parte ya presentes en el período precolonial, en parte, utilizadas por los poderes coloniales, rivalizaron diferentes movimientos nacionalistas, por ejemplo Nigeria.
Donde el grupo de colonos blancos era relativamente numeroso y sus intereses dependían de la perduración de la supremacía europea, el proceso fue largo y sangriento, los casos de Kenia y de Rhodesia del Norte, entre otros.
El proceso de liberación también tomó cauces diferentes de acuerdo con las políticas seguidas por las respectivas metrópolis.
En la región central del África negra, las principales potencias eran Gran Bretaña y Francia, con posesiones que atravesaban el territorio en sentido horizontal y vertical.l Índico. Bélgica ocupaba el Congo y estaba a cargo de las ex colonias alemanas Burundi y Ruanda. Portugal dominaba Santo Tomé y Príncipe, Guinea-Bissau y Cabo Verde; y España controlaba Guinea Ecuatorial y el norte del Sáhara. En el cuerno de África, Eritrea estaba bajo la dominación de Italia y los territorios habitados por los somalíes estaban repartidos entre Gran Bretaña, Francia e Italia. En el sur africano se encontraban: las dos principales colonias de Portugal —Mozambique y Angola—; la ex colonia alemana África del Sudoeste (Namibia) que quedó en manos de Sudáfrica después de la Primera Guerra Mundial; y las colonias británicas Rhodesia del Norte (Zambia), Rhodesia del Sur (Zimbabwe) y Nyasalandia (Malawi). En los procesos de descolonización de África subsahariana se destacan dos grandes vías: la negociada —en el imperio francés y la mayoría de las zonas británicas— y la violenta —en las colonias de Portugal, Bélgica y parte de las británicas en África del Sur—.
El tardío imperio italiano en el Cuerno de África fue el primero en desmoronarse a raíz de la derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial. En Etiopía, el emperador Haile Selassie retomó el gobierno en 1941. Eritrea se fusionó con Etiopía en 1952 a través de un acuerdo federal supervisado por la ONU. Diez años más tarde los eritreos iniciaban una lucha prolongada para obtener su independencia. La Somalia italiana quedó bajo la administración de la ONU hasta 1960 cuando se unificó a la británica para fundar la República Democrática de Somalia y la posesión francesa dio paso a Djibuti en 1977.

El fin del imperio británico
Gran Bretaña dio los primeros pasos a favor de la independencia basándose en la experiencia asiática y en el reconocimiento de que la formación de gobiernos africanos en manos de los nuevos hombres de clase media aunque presentaba riesgos, no podía ser evitada. El sistema de gobierno indirecto generó tensiones en el seno de los pueblos sometidos a medida que se diversificaba la estructura social. Esta fórmula se basaba en la colaboración entre los funcionarios metropolitanos y las autoridades nativas tradicionales. La formación de la clase media africana, cuya posición dependía de la educación y la riqueza, la llevó a rechazar a la autoridad tradicional por su subordinación a la metrópoli y su falta de competencia. Gran parte de los movimientos nacionalistas se basaron en la coalición entre estos sectores medios, los jóvenes universitarios y los sindicatos. En casi todas partes, el proceso siguió, generalmente, los mismos pasos: permiso a los nativos para organizarse política y sindicalmente; acción de estas organizaciones —pacífica o violenta según los casos— para conseguir mayores poderes, fijación por acuerdo de la fecha de independencia; concesión definitiva de ésta e ingreso del nuevo Estado a la Comunidad Británica de naciones (Commonwealth). Sin embargo, cada una de estas etapas tuvo una dinámica particular en los distintos territorios.
Las posesiones inglesas habían seguido diferentes trayectorias de las que se derivaban situaciones y problemas distintos frente a la posible autonomía. Por una parte, las regiones de Africa occidental y Uganda en las que no se desarrolló un movimiento de colonos blancos y en que la administración colonial utilizó algunas instituciones indígenas a los fines de la administración y el control de la colonia. Por otra, el Africa oriental y del sur, donde la instalación de colonos blancos condujo a la constitución de movimientos independientistas dirigidos por éstos para lograr el reconocimiento de gobiernos propios.
Las colonias inglesas del Africa occidental, (Costa de Oro, Nigeria, Sierra Leona, Gambia sucedieron a las primeras bases de penetración británica y en alguna medida eran las más organizadas políticamente, consiguieron la independencia sin graves enfrentamientos y sirvieron de ejemplo a las demás colonias.
Costa de Oro (Ghana fue la primera en independizarse. En 1949, después de un período de agitación social, se organizó el Partido de la Convención del Pueblo conducido por Kwame Nkrumah. Ni bien se concretó la transferencia de poderes en marzo de 1957, el nuevo Estado tomó el nombre de Ghana, que fuera un antiguo imperio africano muy floreciente entre los siglos IV y XIII. Smultáneamente Togo se incorporó al nuevo Estado.
Nigeria estaba más atravesada por las disensiones internas: se hablaban 248 dialectos, coexistían nueve grupos étnicos y se contraponían tres grupos religiosos distintos. En relación con esta fragmentación, a principios de los años cincuenta ya existían tres partidos: el Consejo Nacional para Nigeria y Camerún entre los ibos, el Congreso de los Pueblos del Norte entre los musulmanes y el Grupo de Acción de los yorubas. No obstante Londres aceleró su retirada y en 1960 se proclamó la independencia. Poco después le siguieron Sierra Leona y Gambia.
En el Africa oriental, donde Inglaterra poseía cuatro territorios —Tanganica, Kenia, Uganda y Zanzíbar— la situación era compleja por la presencia de grupos diferentes —colonos blancos, población autóctona, minorías asiáticas—, la débil organización política de los nativos y la influencia de jefes nativos que reivindicaban más la conservación de su propio poder y la preeminencia de su tribu que la independencia territorial.
Tanganica, la más pobre, fue la primera en independizarse. En 1954 se consolidó la Unión Nacional Africana de Tanganica (TANU) dirigida por Julius Nyerere. Después de siete años de organización y de lucha contra la discriminación racial Tanganica obtuvo la independencia y Nyerere fue elegido presidente por abrumadora mayoría. En 1964, la isla Zanzíbar, poco después de su independencia, se unió con Tanganica para formar la República Unida de Tanzania.
La liberación más conflictiva fue la de Kenia debido a la presencia de colonos británicos que pretendían una forma de gobierno similar a la de Canadá o Australia. Los blancos se habían instalado desde principios del siglo como plantadores en las tierras valorizadas por la construcción del ferrocarril y eran propietarios de vastas explotaciones de café, tabaco, cereales, azúcar y algodón. Junto a ellos había progresado también la comunidad hindú que controlaba del comercio. La etnia kikuyu fue una de las más afectadas por la expulsión de las tierras que ocupaban.
El aumento del malestar entre la población kikuyo quedo plasmado en 1946 cuando las distintas organizaciones que los nucleaban se unieron en la Unión Africana de Kenia (KAU) que un año después seria liderada por Jomo Kenyatta.
Los europeos amenazaron con reprimir por la fuerza las actividades de los “sediciosos”. En esa circunstancia empezó a actuar el grupo Mau-Mau, una organización político-religiosa que adquirió la forma de una sociedad secreta. Su propuesta combinó reivindicaciones políticas —búsqueda del autogobierno—, conquistas sociales —recuperación de tierras, igualdad de salarios—, y un abierto rechazo de la influencia europea: abolición del cristianismo, restauración de las costumbres tradicionales. Frente a los atentados de este grupo, en 1952, la administración colonial decretó el “estado de emergencia en la colonia. Con el pretexto de que los nacionalistas apoyaban el movimiento Mau-Mau, disolvió los partidos políticos, mientras recluía en campos de concentración a miles de kikuyu. Uno de los primeros detenidos fue el líder Kenyatta, quien en la década siguiente se convertiría en el primer presidente del país. Fue acusado sin pruebas de liderar el movimiento insurgente y condenado a prisión y trabajos forzados. Seis años más tarde Kenyatta fue liberado y pudo asistir a la conferencia constitucional reunida en Londres. En 1963 Kenia fue reconocida como país independiente.

VETERANOS MAU MAU EN 2009

 

 

 

VETERANOS MAU MAU EN 2009

 

 

 

 


 

ENTREGAN UNA CARTA DE PROTESTA EN LA RESIDENCIA DEL PRIMER MINISTRO BRITÁNICO


nota

La independencia de Uganda se complicó a raíz de las reivindicaciones autonomistas del principal reino, Buganda. Finalmente, en octubre de 1962 nació el nuevo Estado.
La liberación de las colonias del sur del imperio británico, las dos Rhodesias y Nyassaland, fue muy resistida por los blancos locales defensores de la segregación racial como medio de conservar su preeminencia y en virtud de la riqueza minera de la zona explotada por capitales ingleses y norteamericanos.
Rhodesia del Sur (Zimbawe), la primera en ser ocupada por los europeos, se convirtió en colonia autónoma en 1923. El control de los asuntos internos, excepto algunas atribuciones que se reservaba Londres, quedó a cargo del gobierno local elegido por la comunidad blanca. Los colonos aspiraban que se les concediera el estatuto de dominio para poder legislar en materia racial sin control británico. La Ley de Reparto de la Tierra aprobada en 1930, por ejemplo, basada en el principio racial asignó a los europeos una extensión superior a la que les correspondía en relación con su número y además todas las ciudades quedaban bajo su control, ningún africano podía poseer tierras en el área que se habían atribuído los europeos.
En cambio Rhodesia del Norte y Nyassalandia fueron protectorados británicos. En este caso el poder era ejercido por un gobernador designado por la metrópoli y dos consejos en los que no intervenía ningún africano. En Rodhesia, la población europea creció cuando empezó a explotarse el cobre. Estos nuevos habitantes tenían los mismos objetivos políticos y sociales que sus vecinos del sur, pero el control ejercido por el gobierno británico les impedía tomar medidas tan abiertamente racistas. Nyassalandia carente de recursos mineros había atraído poco a los colonos y esto facilitó la más temprana incorporación de los africanos a la vida política, en 1948 fueron admitidos en el consejo legislativo.
En 1953 los británicos agruparon las tres unidades en la Federación de África Central una entidad que suponían más consistente dado que englobaba las actividades económicas complementarias de las tres zonas.
Las primeras organizaciones de carácter específicamente político surgieron en la década de 1940: el Congreso Nacional Africano de Nyassalandia que sería liderado por el médico Hasting Banda y el Congreso Nacional Africano de Rhodesia del Norte dirigido por Harry Nkumbula y Kenneth Kaunda. Los dos partidos rechazaron la Federación y recurrieron a la desobediencia civil imitando la estrategia de Gandhi. Londres acabó aceptando el retiro de ambas y en 1963 Nyasalandia y Rhodesia del norte se convirtieron en las repúblicas de Malawi y Zambia e ingresaron en la Commonwealth.
La Federación de África Central dejó de existir quedando pendiente el destino de Rhodesia del sur. El proceso de liberación de esta colonia se entrelazó con la política de Sudáfica decidida a preservar el appartheid y con las luchas que asolaban a Mozambique y Angola en pos de poner fin al imperio de Portugal
La decisiva gravitación de la guerra en las colonias portuguesas y en los territorios de Africa del Sur fue resultado de la resistencia de los blancos a perder sus privilegios. En el primer caso, una dominación blanca con base de sustentación en un Estado europeo. En el segundo, el prolongado y sangriento conflicto no fue resultado de la resistencia de la metrópoli, sino de los intereses de una minoría blanca que logró imponer una situación de colonialismo interno tanto en Rhodesia del sur (Zimbabwe), como en la independiente Sudáfrica y en el territorio bajo su mandato, África del Sudoeste (Namibia). En virtud de su potencial económico, Sudáfrica desempeñó un papel decisivo en la preservación de la resistencia blanca. Apoyó a Portugal, en Mozambique y Angola, y a Rhodesia del sur para contar con un cordón de seguridad en torno a sus fronteras.
A partir de la disolución de la Federación de África Central, la dirigencia blanca de Rhodesia del sur incrementó sus presiones en pos del reconocimiento de su independencia. Londres subordinó dicha decisión a una serie de condiciones, entre ellas, el fin de la discriminación racial. Simultáneamente, el Congreso Nacional Africano creado por los nativos intensificó su movilización independientista, a la que el gobierno colonial del primer ministro Ian Smith respondió decretando el estado de emergencia. Para evitar que el Frente Rhodesiano fuera desplazado del gobierno, Smith declaró unilateralmente la independencia en noviembre de 1965.

IAN SMITH (1919-2007)

 

 

 

 

 

 

IAN SMITH (1919-2007)

 

 

 

 

 

 




Gran Bretaña desconoció esta resolución, pero descartó la intervención armada y consiguió que el Consejo de Seguridad aprobara un boicot económico internacional. Este no fue acatado por Portugal ni por Sudáfrica. El gobierno de Smith logró mantenerse gracias a la ayuda del sudafricano que le proporcionó créditos, bienes y facilitó sus exportaciones; a la dependencia de Zambia respecto del carbón rhodesiano; y en virtud de la burla al boicot por parte de las potencias occidentales. Estados Unidos legalizó en 1971 la importación de cromo y otros minerales y las compañías petroleras británicas y afiliadas abastecieron al régimen de Smith contando con el aval de funcionarios británicos que no obstaculizaron dicho comercio.
Los nacionalistas negros del Congreso Nacional Africano se dividieron en dos movimientos: la Unión del Pueblo Africano de Zimbabwe (ZAPU) con peso en la minoría matabele y la Unión Nacional Africana de Zimbabwe, más radical que la anterior y con arraigo en la mayoría de habla shona (ZANU).
Recién en 1979 el gobierno blanco depuso su actitud debido al hundimiento del imperio portugués y en virtud de que Sudáfrica se comprometió en los organismos internacionales a no seguir apuntalándolo. En febrero de 1980 se celebraron elecciones por sufragio universal en las que triunfó Robert Mugabe, el líder de ZANU.

NEHANDA NYAKASIKANA (1862-1898)

 

 

 

 

 

 

NEHANDA NYAKASIKANA (1862-1898)

 

 

 

 

 

 

 

 

SE COMPROMETIÓ CON LA DEFENSA DE LA CULTURA TRADICIONAL SHONA, Y JUGÓ UN PAPEL CENTRAL EN LA ORGANIZACIÓN DE LA RESISTENCIA A LA DOMINACIÓN COLONIAL EN 1896-1897


La independencia de África del Sudoeste (Namibia) también fue tardía. El gobierno blanco de Sudáfrica desconoció las resoluciones de la ONU y retuvo su poder sobre este mandato. Durante la ocupación sudafricana se impuso el sistema de segregación racial  y se llevaron a cabo movilizaciones forzadas de personas. Enormes extensiones de tierras fueron asignadas a granjeros de ascendencia europea, mientras que los nativos fueron relegados a los territorios más pobres. Sudáfrica también utilizó este territorio para atacar otros países, particularmente Angola, con el fin de impedir que el comunismo se extendiera por el sur del continente. En la década de 1960, resoluciones de la ONU calificaron de ilegal la ocupación sudafricana y condenaron con creciente dureza las violaciones de los Derechos Humanos
En el seno de la comunidad nativa se crearon diversas fuerzas opositoras basadas en diferentes identidades tribales. A principios de los años sesenta, parte de estas agrupaciones fundaron la Organización Popular de África del Sudoeste (SWAPO) que reivindicó su alcance nacional, libre de connotaciones tribales y cuya conducción quedó en manos del exiliado Sam Nujoma. Desde 1962 la SWAPO fue preparándose para la lucha armada, se instalaron campamentos de entrenamiento militar en Tanzania y Zambia y se solicitó ayuda a los países comunistas. Nujoma siempre enfatizó el carácter eminentemente anticolonial de su lucha, tratando de no quedar alineado con el bloque soviético. África del Sudoeste alcanzó su independencia en 1989 cuando vía elecciones libres Sam Nujoma llegó a la presidencia y el nuevo Estado recibió el nombre de Namibia.

La independencia del África francesa
Francia que ocupaba la tercera parte del continente africano perdió su control sobre gran parte del imperio durante la Segunda Guerra Mundial: la zona ecuatorial pasó a manos de las fuerzas dirigidas por De Gaulle y el norte se convirtió en un campo de batalla del que los alemanes fueron expulsados por los anglonorteamericanos en 1942-1943. Al quedar en el bando de los vencedores, París recuperó todas sus colonias. Mientras en sus posesiones del norte la independencia llegó sólo después de la lucha armada, en el África negra, la descolonización se llevó acabo sin ninguna crisis grave, excepto en Madagascar.
En 1946 la Cuarta República dispuso la creación de la Unión francesa que reconocía limitados derechos políticos a los nativos. Esta reorganización fue aceptada por la mayoría de los nacionalistas africanos que rápidamente organizaron agrupaciones políticas propias y en pocos años ganaron terreno las demandas de autogobierno. Diez años más tarde París propuso un nuevo pacto colonial según el cual se conservaba el principio de la República “una e indivisible” y al mismo tiempo se ampliaban los derechos y la autonomía de las comunidades africanas: se reconocía el sufragio universal, se otorgaban mayores atribuciones a las asambleas elegidas y se permitía el ingreso de los africanos en los cargos públicos. La mayoría de los partidos africanos, reunidos en el congreso de Dakar (1957), se pronunció por una reagrupación de los territorios en dos grandes federaciones con instituciones comunes que a su vez se asociarían con Francia. Sólo Houphouet Boigny, líder de la Costa de Marfil, se opuso a esta idea, pero quedó aislado.
En 1958 este sistema aparecía deteriorado: a las presiones de los africanos en pos de mayor grado de soberanía se sumaba la crisis derivada del prolongado conflicto argelino. El general de Gaulle accedió al poder con la expresa intención de poner fin a la guerra de Argelia y de promover el reordenamiento del imperio. En la organización de la Comunidad francesa participaron muchos líderes moderados del Africa francesa. Esta vez triunfó el principio de la asociación. Las ex colonias serían en adelante Estados casi independientes, o sea, dotados de autonomía interna, pero asociados con la ex metrópoli a través de una serie de organismos centrales, en los que tendrían representación, encargados de las relaciones exteriores, la defensa, la política económica y las decisiones estratégicas. También se dispuso que estás funciones podían ser transferidas a los gobiernos locales cuando éstos las reclamasen. En ese caso, se concretaba la independencia total y se podía negociar con Francia futuros acuerdos de cooperación y ayuda.
La Comunidad fue aprobada por referendum en todos los países africanos, salvo en Guinea. Sin embargo, cuando Francia organizó la Comunidad, uno tras otro, los gobiernos africanos fueron reclamando la entrega de todos poderes, adquiriendo así la soberanía total. La única diferencia entre ellos consistió en que algunos negociaron simultáneamente los acuerdos de cooperación con París y otros dejaron para más tarde la firma de esos documentos. En 1960 catorce colonias de la República Francesa habían alcanzado su independencia.

Independencia y guerra civil en el Congo belga
Recién en 1957 Bélgica permitió la actividad política en el Congo. Un sinnúmero de partidos políticos de base tribal surgieron al calor de la nueva situación y todos trataron de capitalizar el descontento de los desocupados y los trabajadores en favor de reivindicaciones generalmente contradictorias. Sólo uno de ellos, el Movimiento Nacional Congolés, dirigido por Patrice Lumumba, planteó los problemas a nivel nacional, procuró contrarrestar las tendencias secesionistas de las tribus o las provincias y planteó como base fundamental de su plataforma la obtención de la independencia.

PATRICE LUMUMBA (1925-1961)

 

 

 

 

 

 

PATRICE LUMUMBA (1925-1961)

 

 

 

 

 

 


 

Ente los movimientos de orientación regional se encontraban: Abako dirigida por Joseph Kasavubu que reunía a los bakongos; Conakat liderada por Moise Tshombé que expresaba el interés de los balunda por conferir a Katanga el estatuto de un estado independiente; Albert Kalonji representaba a los balubas; y los balangas reconocían el liderazgo de Ileo. Esta heterogeneidad expresaba en cierta medida la existencia de fuertes contrastes culturales: en el inmenso territorio del Congo se encontraban más de 70 grupos étnicos importantes y había más de 400 dialectos. Pero era también resultado de las contradicciones entre distintos proyectos políticos e ideológicos.
Frente a las movilizaciones cada vez más radicalizadas, en enero de 1959 la policía reprimió ferozmente un mitin. Mientras el gobierno metropolitano disolvía los partidos y encarcelaba a sus dirigentes, el rey belga Balduino I procuraba tranquilizar a la opinión prometiendo una independencia próxima. Los blancos creyeron que su gobierno los abandonaba y se organizaron en “comités de salvación pública” que desencadenaron una nueva oleada terrorista. Bruselas decidió abandonar el territorio. En 1960 se reunió en la capital metropolitana una mesa redonda con los líderes de los 14 principales partidos políticos africanos. El Congo inició su vida independiente el 30 de junio de ese mismo año con Joseph Kasavubu como Presidente y Lumumba como Primer Ministro.
La independencia no significó para el Congo la libertad, sino su conversión en un campo de lucha debido a las rivalidades entre diferentes fracciones congoleñas y al interés de las grandes metrópolis por controlar la explotación del cobre en la zona de Katanga.
A pocas horas de finalizados los festejos se desencadenan una serie de crisis que alcanzan dimensiones internacionales. El hecho decisivo fue la proclamación de la independencia de Katanga, el 11 de julio, por parte de Tshombé quien pidió ayuda al gobierno belga. Bélgica envió inmediatamente contingentes armados y tropas de paracadistas ocuparon Leopoldville. En un primer momento, Lumumba y Kasavubu asumieron una posición conjunta y solicitaron la ayuda de la ONU a fin de detener la agresión belga. Si bien las tropas de la ONU llegaron al Congo el 14 de julio, no tomaron niguna medida respecto a Katanga.
Lumumba, disgustado con el secretario general de la ONU, buscó el apoyo de la URSS, pero el presidente Kasavubu lo destituyó y con el visto bueno del ejército nombró un nuevo ministro. Temiendo por su seguridad, Lumumba, intentó llegar por avión a Kisangani donde estaban sus fuerzas, pero fue detenido por el ejército y luego asesinado. La guerra civil continuó y el territorio del ex Congo belga se mantuvo repartido entre diferentes autoridades hasta que en 1965, el comandante del ejército Joseph Desiré Mobutu derrocó al presidente y tomó el poder.
Los protectorados belgas, Ruanda y Burundi, accedieron a la independencia en julio de 1962. Estos nuevos países también cargaban con la existencia de una profunda animadversión entre los grupos nativos: los hutus y los tutsis. Esta existía desde antes de la dominación colonial, pero al mismo tiempo fue exacerbada durante la administración colonial que mantuvo relaciones más fluidas con los tutsis en contraposición con el más acabado sometimiento de la mayoría de la población integrada por los hutus. Después de la independencia, ambas etnias desencadenarían sangrientas matanzas entre sí.
España tardó más que los ingleses y franceses en transferir responsabilidades a la población africana, quizás como una consecuencia del autoritarismo del gobierno de Franco. No obstante, a medida que el resto de África conseguía su independencia, las presiones sobre el franquismo fueron más fuertes, especialmente, por parte del bloque afro-asiático de las Naciones Unidas. Guinea española obtuvo su autonomía en materia económica en 1964 y en 1968 logró la independencia.
En el caso del Sahara, el retiro de Madrid en dio paso a un largo enfrentamiento. En el momento que la metrópoli, a instancias de la ONU, decidía iniciar el camino hacia la descolonización, Marruecos y Mauritania invadieron la región e impidieron el referéndum que estaba por concretarse para decidir la independencia del Sáhara.
El 27 de febrero de 1976, las tropas españolas abandonaron el Sáhara y el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática, declarando la guerra a Marruecos y a Mauritania. En 1979 Mauritania firmó la paz con el Frente y el reino alauita ocupó la zona, pasando a controlar la mayor parte del territorio. La resistencia de los saharauis se concentra en una pequeña parte del país, aunque tiene su centro operacional en la región argelina de Tinduf.
En cambio Marruecos no ha dejado de reclamar su soberanía y ha instalado a decenas de miles de colonos en el territorio con la intención de que cuando se realice el referéndum el resultado se corresponda con sus aspiraciones. El reino marroquí no sólo ambiciona los fosfatos y la prospección de los campos petrolíferos del Sáhara, también entra en juego el orgullo nacional
La invasión marroquí obligó a decenas de miles de saharauis a huir al desierto hasta territorio argelino donde levantaron campos de refugiados. Respecto a los que permanecen en el territorio ocupado por Marruecos, organizaciones dedicadas al resguardo de los Derechos Humanos han denunciado repetidas veces la constante violación de esos derechos que sufre la población saharaui.
En 1991 se firmó un alto el fuego auspiciado por la ONU, que asumió la responsabilidad de buscar una salida pacífica al conflicto y estableció su Misión para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO). Se inició la identificación de los potenciales votantes y el secretario general y el Consejo de Seguridad fijaron la fecha de la celebración del referéndum para febrero de 1992, pero la consulta no se celebró. El Sáhara Occidental sigue siendo un territorio pendiente de negociación.

EL MONARCA DE MARRUECOS MOHAMED VI

 

 

 

 

 

EL MONARCA DE MARRUECOS MOHAMED VI 

 

 

 

 

 

 


 

LA VISITA DEL REY ALAUÍ A LA ZONA DEL SAHARA EN 2001 FUE INTERPRETADA POR EL FRENTE POLISARIO COMO UN GESTO DE PREPOTENCIA

 

 

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