I.La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa

Comentario de Ferro, Marc, La Gran Guerra (1914-1918) [1969], Alianza Universidad, Madrid, 1988. I "¿Por qué tuvo lugar la guerra?".

A lo largo de la primera parte de esta obra, Marc Ferro aborda, desde una lectura política y socio-cultural, los diferentes caminos que condujeron a la Primera Guerra Mundial. Los cambios vertiginosos por los que atravesó la sociedad del último cuarto del siglo XIX y primeros años del XX, habrían llevado a distintos sectores de la sociedad a diversas búsquedas conducentes a modificar su presente. La emigración; la revolución o la guerra –como sustituta de las aspiraciones revolucionarias- se presentaron entonces como las principales vías tendientes a la búsqueda de un cambio. De esta manera, la guerra -“liberadora, patriótica y emancipadora”- significó la promesa de un cambio social además de político, e inmersa en la creciente causa nacional encontró su fundamento.

Otro de las causas conducentes al estallido de la guerra, Ferro la encuentra en su carácter y contexto imperialista, que habrían hecho de ésta una “guerra inevitable”. La lógica de alianzas -que implicó posteriormente su universalización- estaba ligada al desarrollo económico e industrial desigual de las naciones, provocando rivalidades insalvables que emergían desde un pasado más profundo y que ya eran parte de la conciencia colectiva.

El autor también analiza la guerra desde el imaginario social previo, sobre el que se prefiguraba, y las lecturas que se hacían del enfrentamiento previéndolo como un conflicto a ser resuelto en un futuro inmediato, que daría lugar a una guerra corta. A medida que ésta se acercaba, la certeza sobre su inminente estallido también se confirmaba.

Otro de los aspectos socio-políticos que Ferro cuestiona -atribuyendo especial importancia al aspecto nacional- es el de por qué los socialistas abrazaron la llamada y partieron hacia la guerra. La explicación residiría en la organización misma de los congresos internacionales, en donde los revolucionarios se distribuían por nacionalidades, no por tendencias partidarias, y casualmente, los conflictos entre las distintas secciones reflejaban las relaciones entre los Estados. De esta manera las acusaciones hacia la clase dirigente de sus propios países fueron redirigidas hacia la clase dirigente del enemigo nacional, desplazando al enemigo de clase por el enemigo nacional.

Al momento de explicar la declaración de guerra, Ferro analiza cómo fue posible que un conflicto balcánico, regional, haya podido derivar en una guerra de dimensiones internacionales, haciendo foco sobre la prioridad que las potencias otorgaron a sus alianzas por sobre el mantenimiento de la paz.

Sin embargo la novedosa conclusión del autor, invita a releer el enfoque desde donde se analizan las causas del estallido de la guerra remontándonos más atrás en el tiempo: poniendo en tela de juicio la presión en Europa central y los Balcanes sobre las minorías nacionales y reconsiderando todo el destino de occidente y del crecimiento vertiginoso de Inglaterra y Francia, anterior al de Alemania.