FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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I LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LA REVOLUCION RUSA

Sobre los autores

 

David Priestland

 

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Profesor de historia británico, actualmente dicta clases de Historia Moderna en la Universidad de Oxford. Ha centrado sus estudios en el comunismo del siglo XX y sus diferentes trayectorias

Comentario de Priestland David, Bandera Roja, Barcelona, Crítica, 2010, Cap. 2 “Jinetes de bronce”

 

En este capítulo el autor analiza las características centrales de los últimos años del régimen zarista en Rusia y de los primeros años de gobierno bolchevique.

La toma del poder bolchevique de 1917 es vista no sólo como una instancia revolucionaria contra la anacrónica autocracia zarista vigente en pleno siglo XX, sino principalmente como una etapa modernizadora cuyos jinetes de bronce eran los obreros y no ya Pedro el Grande (símbolo de la fuerza modernizadora del Estado y admirador de Occidente).

Tras las reformas impulsadas por los últimos zares (abolición de la servidumbre, apertura de las universidades, etc.) y la promoción de la  industria pesada con el fin de superar el atraso económico y militar de Rusia respecto a Occidente, aparecieron en Rusia una serie de corrientes ideológico-políticas que exigieron cambios políticos de diferente alcance y profundidad.

En la década del ’70 del siglo XIX el Populismo se planteó la necesidad de ‘ida al pueblo’ para elevar el nivel de concientización del campesinado ruso como paso previo y necesario para la creación de un socialismo que aprovechara la comuna aldeana como plataforma organizativa y pudiese saltear la etapa de desarrollo capitalista industrial.

Tras el fracaso del movimiento populista, emerge con fuerza el marxismo ruso que entendía que el protagonista principal de la transformación era el  proletariado ruso y ya no el campesinado idealizado por los populistas. Este marxismo, modernista, consideraba que la Rusia atrasada tendría que pasar primero por el desarrollo capitalista. Sin embargo, una fracción del marxismo consideraba que los acontecimientos podían precipitarse si las circunstancias lo señalaban y Lenin fue la figura que representaría esta mirada. Se produce de esta manera la escisión del marxismo ruso en mencheviques y bolcheviques respectivamente. La discusión también tenía en cuenta aspectos como ser la característica  de partido revolucionario que debía crearse (masivo en el caso de los mencheviques, de vanguardia y centralizado en el caso bolchevique).

En el mes de febrero de 1917 el zar debió abdicar; ante la negativa a tomar las riendas del poder e intentar encauzar a Rusia en la senda de una monarquía constitucional al estilo inglés, los liberales conformaron un gobierno provisional que regiría Rusia entre febrero y octubre de 1917 junto a los Soviets (institución surgida por primera vez en 1905 que reaparece durante las movilizaciones de 1917). El gobierno provisional asumía la dirección de Rusia en lo que a política nacional refiere y los Soviets se encargarían de la política a nivel local (se da una estructura de poder dual donde se encuentran representadas diferentes clases sociales) Ante la creciente incapacidad para resolver la cuestión campesina (exigencia de entrega de tierras), la cuestión militar (exigencia de la paz) y la cuestión obrera (exigencia de mejoras en el nivel de vida de la población) y frente a asedio desde la derecha (intento de golpe de Estado del general Kornílov) y de izquierda (bolcheviques), el gobierno provisional cayó en descrédito generando una creciente sensación de desgobierno y vacío de poder. Luego de varios meses de inestabilidad, los bolcheviques -quienes se apoyaban en el ideario marxista de la eliminación de las diferencias de clase a través de la abolición de la propiedad privada de los medios de producción- tomaron el Palacio de Invierno iniciando así la ‘Insurrección’ de Octubre en el seno de una revolución populista radical. El partido bolchevique era el único que no se había involucrado en la estructura de poder dual.

Una de las primeras medidas tomadas por los bolcheviques fue la salida de Rusia de la guerra a través de un acuerdo que firmó con Alemania, el tratado de Brest- Litovsk.

El nuevo gobierno también decidió la expropiación de tierras a los grandes terratenientes, la abolición de la monarquía y la separación entre la Iglesia y el Estado. Durante esta etapa se adoptaron medidas conocidas con el nombre de ‘comunismo de guerra’.

Una vez terminada la guerra  con Alemania se desató una guerra civil (1918- 1920) en la que se enfrentaron el Ejército Rojo, compuesto por los bolcheviques que apoyaban la revolución, y el Ejército Blanco, conformado por los contrarrevolucionarios partidarios del antiguo régimen zarista, los defensores del gobierno provisional y los representantes de otras monarquías europeas que temían por el avance del comunismo en todo el continente.

Triunfante en la guerra civil y abocados a la tarea de reconstrucción económica, los bolcheviques lanzan en 1921 la NEP o nueva política económica, un conjunto de medidas vista por algunos como una retirada estratégica pero por otros como una concesión a los valores burgueses capitalistas.

El socialismo, según Lenin, sólo sería factible una vez que la clase obrera hubiera experimentado una ‘revolución cultural’; nunca reconoció la acusación de la Segunda Internacional y los mencheviques de que la revolución había sido prematura pero en la práctica había vuelto a un marxismo que se parecía bastante a la ‘espera revolucionaria’ que aquellos profesaban. Siguió proclamando la necesidad de fomentarla revolución y forjar la modernidad.

 

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