FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

Usted está aquí: Inicio Carpeta 2 Fuentes La segunda guerra mundial y el holocausto Los militares alemanes y la campaña de exterminio en la URSS.

Los militares alemanes y la campaña de exterminio en la URSS.

V. La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto


La Operación Barbarroja fue concebida por el gobierno nazi como una operación de exterminio de los comunistas: los comisarios del Ejército Rojo, no reconocidos como prisioneros de guerra, serían liquidados. Estas disposiciones generaron reacciones en cierto sentido dispares en el seno del ejército alemán: el general Heinz Guderian, por ejemplo, eludió transmitir la llamada “orden de los comisarios políticos” para evitar las acciones de violencia no controladas y mantener la disciplina de las fuerzas militares; otros, en cambio, la promovieron decididamente. El 20 de noviembre de 1941, Erich Von Manstein, el comandante del 11º Ejército emitió el siguiente comunicado a los oficiales:

“Desde el 22 de junio, el pueblo alemán se encuentra sumido en una batalla a vida o muerte contra el sistema bolchevique. Esta batalla contra el ejército soviético no se libra exclusivamente de manera convencional y de acuerdo con las reglas de la guerra europea…. Los judíos son los intermediarios entre el enemigo situado a retaguardia y los restos del Ejército Rojo y la dirección roja que aún combaten: ejercen un control mucho más fuerte que en Europa sobre todas las posiciones clave de la dirección política y la administración, ocupan el comercio y los negocios y además forman células para toda clase de disturbios y posibles rebeliones.

Hay que erradicar el sistema judeobolchevique de una vez por todas; no puede volver a interferir jamás en nuestro espacio vital europeo. Por lo tanto, al soldado alemán no solo le corresponde la tarea de destruir el instrumento de poder de este sistema, sino que avanza como portador de una concepción racial y como vengador de todas las atrocidades que se han cometido contra él y contra el pueblo alemán.

El soldado alemán debe demostrar que comprende la severa expiación que corresponde al judaísmo, el portador espiritual del terror bolchevique”.

Citado en Wistrich, Robert S., Hitler y el Holocausto, Barcelona, Mondadori, 2002.


Erich Von MansteinERICH VON MANSTEIN (1887-1973)

 


En la entrevista que se le efectuó en 1946, cuando aún este documento no había salido a la luz, Manstein afirmó que su atención se había concentrado en cómo ganar la guerra.

"(...) ¿Cuándo empezó a creer que Hitler carecía de escrúpulos morales?

—Cuando terminó la guerra. Cuando tuve noticia de todo lo que había ocurrido. Mi primera visión de la total falta de moralidad por parte de Hitler fue su conducta tras el 20 de julio de 1944 (1), con los subsiguientes juicios, ahorcamientos, etcétera. Y también después, cuando tuve conocimiento de la aniquilación de los judíos.

Esas aniquilaciones de los judíos habían comenzado antes. ¿Quiere dar a entender que con anterioridad no tuvo conocimiento de todo eso?

—Sé que comenzó mucho antes, posiblemente en 1940 o 1941, pero no lo supe entonces con seguridad. Yo era un militar, estaba pendiente de ganar una guerra.

¿No sabe nada de las grandes acciones tomadas contra los judíos ya en noviembre de 1938 [se refiere a “la noche de los cristales rotos].

Ha respondido sin demasiado sentimiento.

—Sí, como no. Todos consideramos que fue algo muy desafortunado, pero lo vimos como una parte de un movimiento revolucionario.

¿No tiene idea del número de campos de concentración existentes en Alemania?

—En tiempos de paz tuve conocimiento de Oranienburg y Dachau. Recuerdo que un joven del Estado Mayor visitó Orianenburg y luego me contó que había unos doscientos o trescientos hombres internados, pero que los internos eran en su mayoría criminales de profesión, a los que se había sumado una pequeña parte de presos políticos. Este oficial que estaba a mis órdenes también me dijo que a los internos se les trataba correctamente. Aquello fue en 1939, quizá antes. A lo largo de la guerra, no obstante, estuve en todo momento en el frente, y nunca volví a saber nada de los campos de concentración, de las atrocidades ni de asuntos que no me concernían (…).”

Goldensohn, Leon Las entrevistas de Nuremberg, Madrid, Taurus, 2004.

El 20 de julio de 1944 hubo un intento de asesinar a Hitler. El coronel Klaus Schenk, conde de Stauffenberg y mutilado de guerra, colocó una cartera con una bomba bajo la mesa del cuartel general de Hitler en Prusia Oriental. A la reunión, además del Führer, asistía una veintena de altos oficiales. La bomba mató a cuatro de ellos e hirió gravemente a ocho, pero Adolf Hitler tan sólo sufrió heridas leves.

Von Stauffenberg formaba parte del grupo aristocrático del conde Helmut Jamen von Molke y del conde Von Wartenburg, angustiados por la tragedia que acechaba a Alemania tras la victoria soviética en Stalingrado y el desembarco aliado en Normandía del 6 de junio de 1944. La misma noche del atentado, el coronel Schenk y otros altos oficiales que integraban el núcleo central del complot fueron fusilados.

Manstein no fue juzgado en los juicios al Alto Mando Alemán de Nuremberg, del 30 de Diciembre de 1947 al 28 de octubre de 1948, sino en un juicio en Hamburgo en agosto de 1948, donde le sentenciaron a 18 años, conmutados a 12, de los que cumplió cuatro años.


Acciones de Documento