FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

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Peter Fritzsche

 

Fritzsche

Es una de las voces contemporáneas más autorizadas en la temática del nazismo, es profesor especializado en historia moderna europea y alemana y doctor por la Universidad de California, Berkeley. Entre sus publicaciones figuran: Rehearsals for Fascism: Populism and Political Mobilization in Weimar Germany (1990); A Nation of Fliers: German Aviation and the Popular Imagination (1992); Reading Berlin 1900 (1996). Junto a Charles C. Stewart, ha editado Imagining the Twentieth Century (1997)

 

 

Fritzsche, Peter, De alemanes a nazis 1914-1933, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006.

Reseña de Germán Friedmann (UBA-UNSAM) En Boletín Bibliográfico Electrónico, número 1, marzo de 2008, ISSN 1851-7099.

 

¿Por qué millones de alemanes se transformaron en nazis? ¿Qué motivó a una parte muy importante de los ciudadanos de la República de Weimar a votar por el partido de Adolf Hitler, transformarlo en el más grande y socialmente más diverso de Alemania, y facilitarle el derecho a asumir el gobierno? Peter Fritzsche no considera a los nazis como un fenómeno conservador, reaccionario o pequeño burgués, ni explica su atracción popular recurriendo al militarismo, al nacionalismo o al autoritarismo alemán. Tampoco cree que el éxito nacionalsocialista pueda ser explicado apelando al resentimiento popular contra los aliados o el tratado de Versalles, ni por la extraordinaria catástrofe económica provocada por la Gran Depresión. Rechaza, además, la idea de que los nazis simplemente pusieron en funcionamiento prejuicios culturales compartidos por la mayoría de la población, como el antisemitismo, que aunque muy corriente en la Alemania de Weimar, no alcanzaría a explicar por qué la gente apoyó a Hitler. Otra es la clave que encuentra el autor para explicar las razones del inmenso poder de atracción del fenómeno nazi y su llegada al poder: el activismo sin precedentes de tantos alemanes en las tres primeras décadas del siglo. Fritzsche coloca a 1914 como el punto de partida adecuado para entender por qué y cómo los nazis llegaron al gobierno, pues el inicio de la guerra habría marcado un quiebre total en la cultura política alemana. La declaración de la guerra en agosto de 1914 habría completado el inconcluso proceso de unificación nacional de 1871, forjando una identidad marcadamente alemana. La movilización provocada por la contienda bélica fue acompañada por una efusiva retórica de armonía social y una ola de entusiasmo público. A partir de ese momento en las distintas ciudades alemanas surgió una actividad cívica sin precedentes que transformó las relaciones entre el Estado y la sociedad y reveló al pueblo alemán como un actor político. Desde entonces en la política alemana se puso en movimiento una dinámica populista marcadamente democrática que legitimó diversas iniciativas “nacionalsociales” que proponían una sociedad más inclusiva y solidaria.

El libro, pensado como una biografía colectiva, se divide en cuatro capítulos que reconstruyen momentos de movilizaciones populares masivas: las celebraciones espontáneas que aclamaron la guerra en julio y agosto de 1914; el levantamiento popular contra el Káiser de noviembre de 1918, la celebración de la toma del poder por Adolf Hitler en enero de 1933 y la fiesta del 1 de mayo del mismo año.

Para Fritzsche la “revolución política de 1933” no fue impulsada por la nostalgia del pasado imperial o el temor a una revolución socialista, sino que fue un movimiento mucho más optimista orientado hacia el futuro que prosperó en tanto parecía constituir una alternativa tanto a las prerrogativas de los grupos de interés de la república de Weimar como al tradicional sistema jerárquico del Imperio. En su opinión, los nazis fueron unos “innovadores ideológicos” que respondieron de manera mucho más exitosa

que sus diferentes competidores a las demandas de soberanía política y reconocimiento social. Colocando a la nación como el sujeto fundamental de la historia respondieron tanto a los anhelos nacionalistas como a los impulsos de reforma social que habían sido legitimados por las experiencias de la guerra. Su imagen de la comunidad del pueblo, que habría brindado a los alemanes un sentido mancomunado y abarcador de identidad

colectiva, se correspondería con el “nacionalismo populista de clase media” y con las “sensibilidades socialistas de los trabajadores”, dejando lugar tanto para los deseos individuales de movilidad social como para los reclamos colectivos de igualdad social.

La enorme amplitud de ese programa de renovación habría hecho que los nazis se destacaran del resto de los partidos políticos y los habría vuelto tan atractivos para los elementos heterogéneos que constituyeron su electorado.

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