Acerca del director

Uno de los últimos grandes directores clásicos del cine norteamericano, Samuel Fuller nació en Massachussets en 1912 y murió 85 años después en Hollywood, tras haber dirigido treinta películas desde que se inició en el oficio en 1949 con Yo le disparé a Jesee James (I shoot Jesee James), film recientemente recreado y en el que, como lo haría a lo largo de toda su carrera, se ocupó también del guion original.

  SAMUEL FULLER, SIEMPRE EN SUS PROPIOS TÉRMINOS

 Fuller, que trabajó desde muy joven como vendedor de diarios y más tarde como periodista, inició su carrera en el cine al volver de la guerra en la que, como se ha dicho, participó desde 1942 en un escuadrón de rifles que marchaba a la vanguardia de las acciones militares. El personaje de Griff, que es incapaz de disparar a los enemigos a lo largo de casi toda la película, recupera en parte sus propias experiencias en el marco de una guerra que vivió entre la zozobra y el sufrimiento, pero también hay algo del joven Fuller en Zab, el escritor-narrador cuya voz encadena la historia. Fuller filmó su primera obra bélica en 1951, Casco de acero (Steel helmet), situada en la contemporánea guerra de Corea, pero tardaría muchos años en enfrentarse con su propia experiencia en la Segunda Guerra Mundial que está en la base del guion del film y del libro que publicó inmediatamente después del estreno en 1981.

 La obra de Fuller, diversa en géneros y temas, se movió siempre en los márgenes de la gran industria, lo que le valió a menudo discusiones con productores y estudios, con los que lidiaba en torno del corte final de los filmes y de la extensión de las obras. A raíz de estos conflictos, el director pasó más de una década alejado de los estudios, desde fines de los sesenta, y regresó para llevar adelante el proyecto de The Big Red One. Sin embargo, todos los viejos problemas se manifestaron abiertamente durante el rodaje de la película. El resultado fue que Fuller nunca vio el estreno de su versión del film, que fue reeditado –aunque en una versión solo parcialmente readecuada al corte del director– en el año 2005.

 Dada la mirada personal del director y la defensa que ejercía de sus convicciones, los dolores de cabeza de Fuller con los estudios no pueden sorprender a nadie: sus proyectos siempre fueron incómodos para Hollywood. Mencionamos algunos ejemplos: Shock corridor (1963), film que transcurría íntegramente en una institución psiquiátrica y que exponía con inusitada crudeza la violencia sistemática sobre los internos y la negación completa y definitiva de cualquier posibilidad de que se reintegrasen a la vida social; o El beso amargo (The naked kiss, de 1964), que empieza como una obra romántica y deviene en el drama sombrío de una mujer que descubre gradualmente que se ha enamorado de un pedófilo.

 Fuller alternó la dirección con el trabajo como actor en algunas películas célebres de ciertos amigos directores, como La última película (The last movie, de Peter Bogdanovich, 1971); El amigo americano (Der amerikaner, de Wim Wenders, 1977), o 1941 (Steven Spielberg, 1979). Sobre el final de su vida, cansado de sus desencuentros con el sistema Hollywood, realizó tres filmes para la televisión y se retiró a enseñar cine fuera de los circuitos académicos de formación convencionales.

 Un repaso por sus títulos más emblemáticos confirma el perfil de lo que se dio en llamar un autor de películas, es decir, un director cuya mirada del mundo y del cine se traslucía nítidamente en cada una de sus obras, cualquiera fuera el tema y el género narrativo del film. Citamos a continuación un listado de sus películas más importantes como director.

Yo le disparé a Jesee James (I shoot Jesee James, 1949)

Casco de acero (The steel helmet, 1951)

El rata (Pick up on South street, 1953)

Forty guns (1957)

Shock corridor (1964)

El beso amargo (1965)

Perro blanco (White dog, 1982)

Calle sin retorno (Street of no return, 1989, su última película para cine)