FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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El imperio persa

I. El imperialismo

A comienzos del siglo XVI se fundó el Imperio safaví, en Persia, al mismo tiempo que otros dos imperios islámicos: el otomano (Asia Menor, Irak, la gran Siria y la península arábiga) y el mogol (subcontinente indio). A pesar de haber sido conquistada por los árabes en el siglo VII y adoptado la religión islámica, Persia mantuvo, como casi ninguna provincia del Imperio árabe, una marcada individualidad, tanto en su lengua como en la peculiar orientación de las artes y las letras.

Los soberanos safavíes construyeron caminos, racionalizaron la economía y colocaron al país en un lugar destacado del comercio internacional. No obstante, esta modernización no incluyó los cambios radicales que se gestaban en Europa, basados en los avances científicos, tecnológicos y la reorganización de las actividades productivas, y que conducirían, en el siglo XVIII, a un nuevo tipo de civilización, la industrial. Los tres imperios islámicos siguieron dependiendo de los excedentes agrícolas y  este factor limitaría, a lo largo del tiempo, su capacidad de preservar su poder y esplendor.

El imperio persa

Cuando los safavíes conquistaron el territorio persa impusieron el chiismo como religión oficial del Estado. En esa época, el chiismo era una religión minoritaria que había sobrevivido en grietas y rincones del mundo musulmán. Por un corto período, Persia fue la potencia hegemónica, desde la India hasta Siria. Pero las luchas internas desembocaron en el cambio de dinastía en el siglo xix y en el fortalecimiento del clero. Después de la guerra civil, la dinastía Qayar, a cambio del reconocimiento de su legitimidad, ofreció al clero chiita un grado de autonomía mucho más consistente que el reconocido hasta ese momento.

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