FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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El levantamiento del Madhi

I. El imperialismo

 

Después de la retirada de Napoleón, Mehemet Alí, un aventurero albano, quedó al frente del gobierno egipcio. Impresionado por la potencia militar francesa, Mehemet Alí intentó reformar el ejército a la manera de los europeos. Uno de sus problemas era la escasez de hombres. En consecuencia, tras la ocupación del Sudán en 1823, Egipto empezó a "reclutar" esclavos negros.

En el norte de Sudán, los musulmanes congoleses se habían mezclado a lo largo del tiempo con tribus beduinas y habían pasado a considerar el comercio de esclavos como un asunto propio. Egipto tuvo que contar con la colaboración de los poderosos tratantes de esclavos para asegurar una pacífica administración de los territorios ocupados. Los representantes del gobierno egipcio en esta zona, muy mal remunerados, no dudaron en conducirse despóticamente y alimentar la corrupción. El creciente malestar entre la población sudanesa, decidió al gobierno egipcio a mandar europeos al Sudán.

Una de las figuras más destacadas fue el aventurero escocés Charles George Gordon quien, al mando de tropas nativas, había dirigido la represión del levantamiento de Taiping en China. Gordon fue nombrado en 1874 gobernador de Ecuatoria y después de todo el Sudán. Como apoyo, tomó a su servicio a norteamericanos y a europeos de diversas procedencias, a los que nombró "bajás" o gobernadores de provincias independientes.

En este contexto irrumpió en la escena la revolución de los Mahdistas, que conseguirían dominar todo el Sudán y tomarían a estos europeos como sus víctimas más emblemáticas. En el islam, el Mahdi es el enviado de Dios, el que ha de vencer la injusticia en el mundo.

 

 

Mohamed Ahmed al Mahdi MOHAMED AHMED AL MAHDI

 

 

 

Muhamad Ahmed al Mahdi comenzó en 1882 la guerra santa en el Sudán; tres años después conquistó la ciudad de Jartum después de un largo sitio, y Gordon fue decapitado. Su muerte se convirtió en un escándalo político en Londres, que decidió no inmiscuirse en Sudán. Sin embargo, una década más tarde, la actividad colonial de los franceses y de los belgas en la región provocó una reacción inmediata de Londres que envió a Horatio Kitchener hacia el Sudán. El numeroso contingente británico derrotó a los islamitas en 1898.

 

 

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