FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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La guerra civil en Tayikistán

II. El derrumbe del bloque soviético

Con el 95% de su superficie ocupada por montañas, lo que condiciona su desarrollo, el Estado tayiko fue el más pobre y menos industrializado de la Unión Soviética. La compleja composición de la población –casi el 40% son minorías étnicas– y la trama de relaciones forjada en torno a clanes (joyandis, kulyabis, gharmis y pamires) han desempeñado un papel significativo en la vida política del país.

Proclamada la independencia en 1991, la vieja nomenklatura soviética vinculada con algunos clanes se mantuvo en el poder, circunstancia que generó la inmediata reacción de los sectores de la población que siendo miembros de otros clanes habían sufrido una clara política de discriminación. De septiembre de 1991 a mayo de 1992 la confrontación entre los distintos grupos se desarrolló en la esfera política. El triunfo del sector oficialista en las elecciones presidenciales de 1991 suscitó importantes manifestaciones y movilizaciones contra el Gobierno elegido, que degenerarían más tarde en una guerra civil.

La oposición liderada por el PRI propuso un candidato alternativo al presidente Dawlyat Judonazarov y de acuerdo con los datos oficiales, recibió el 31% de los votos, más del 40% según los cálculos de la oposición. Fue el único caso de participación directa de los islamistas en elecciones presidenciales libres. Se puso en evidencia el alto potencial electoral de la oposición. Las relaciones entre el gobierno tayiko y la oposición islámica empeoraron muy pronto y dieron paso a la lucha armada.

La violencia generalizada (50.000 muertos y 500.000 desplazados) en todo Tayikistán cesó merced a la intervención de la Federación Rusa en diciembre 1992. Sin embargo, el conflicto, lejos de solucionarse, adoptó una nueva dimensión al “internacionalizarse”, debido a la injerencia indirecta de otros estados: Afganistán (Gobierno talibán) con una importante presencia tayika en su población; Pakistán, que acogió a refugiados y a resistentes; Turquía, preocupada por la situación de las minorías turcófonas; Irán, que apoyaba la oposición al gobierno tayiko; Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que veían en la guerra una amenaza a la estabilidad de la zona. La intervención de Naciones Unidas, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y de la Federación Rusa logró un alto el fuego. En 1997, por presión directa de Moscú, se alcanzó un acuerdo: el establecimiento de un gobierno de coalición integrado por comunistas e islamistas y que descansa en un nacionalismo tayiko marcadamente antiuzbeko y antitalibán. A pesar del fin de la violencia, los grandes problemas del Estado siguen presentes: el desarrollo de una economía paralela basada en el tráfico de drogas y de armas; los derivados del regreso de refugiados desde Afganistán con la consiguiente necesidad de integrarlos; y el alto crecimiento demográfico.

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