FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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La crisis de los misiles cuarenta años después.

I. La Guerra Fría


Testimonios publicados por BBCMundo en octubre de 2002

CARLOS LECHUGA CUENTA SUS IMPRESIONES AL CORRESPONSAL DE LA BBC

 

 

 

CARLOS LECHUGA CUENTA SUS IMPRESIONES AL CORRESPONSAL DE LA BBC

 

 

 

 

CARLOS LECHUGA ERA EMBAJADOR DE CUBA ANTE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS (OEA) EN WASHINGTON. CUANDO ESTALLÓ LA CRISIS DE LOS MISILES, EL GOBIERNO DE FIDEL CASTRO LO ENVIÓ DE URGENCIA A NUEVA YORK PARA REPRESENTAR A CUBA ANTE LA ONU.


“Hoy hubiera hecho lo mismo que hace 40 años”. El día que se derribó el U-2, “fue el día más difícil, creció el histerismo en los Estados Unidos y los intentos de la ultraderecha estadounidense por impulsar la guerra llegaron a su máxima expresión”. Pero su país no vaciló en ningún momento, “teníamos una resignación total y aceptábamos que ese era el único camino, porque el otro era entregar Cuba al enemigo y a eso no estábamos dispuestos. (…) Después se iniciaron las negociaciones y ya se veía que el conflicto terminaría con una solución política y se percibía que no seria satisfactoria para Cuba”. Destacó que Estados Unidos se opuso a que La Habana participara en el diálogo, “enseguida se notó el debilitamiento de las posiciones soviéticas ante las continuas presiones de los Estados Unidos”.
Cree la crisis podría haberse resuelto de otra manera, ya que, según su testimonio, un grupo de países y el propio Secretario General de la ONU, U Thant, proponían sacar los misiles, terminar el bloqueo naval y discutir el diferendo Cuba-EE.UU. Pero los soviéticos se conformaron con “una promesa de Kennedy (de no invadir Cuba) -sin ningún valor porque nunca firmó un documento- y el retiro de los cohetes norteamericanos de Turquía. En aquel momento me sentí traicionado (por los soviéticos)”. La propuesta de La Habana era que desde un primer momento se firmara un acuerdo militar y se hiciera pública la presencia de los misiles. “Fue una lección en la que aprendimos que (para la defensa) no se puede confiar en nadie y mucho menos en una gran potencia. Cuba se defiende sola con oportunidad de ganar o no pero sin depender de nadie”.
El presidente John F. Kennedy fue muy hábil al “aprovechar las debilidades de los soviéticos para negociar. Además, el hecho de haber ocultado la existencia de los cohetes le dio una fuerza moral mayor.(…) No sé si Kennedy hubiera llegado a la guerra pero había fuerzas dentro de los Estados Unidos que querían aprovechar la supremacía militar para terminar con la URSS como potencia y de paso con la Revolución Cubana”.

 ROBERT MCNAMARA (1916-2009) fuente ROBERT MCNAMARA (1916-2009)

SECRETARIO DE DEFENSA ESTADOUNIDENSE, VIVIÓ JUNTO AL PRESIDENTE KENNEDY AQUELLOS 13 TORMENTOSOS DÍAS.


“Como usted sabe, este es el 40 aniversario de la crisis de misiles cubana, durante 30 de estos 40 años, creí que fue una de las crisis en política de defensa mejor manejadas en los últimos 50 años, pero durante los últimos 10 años, he aprendido que al final evitamos una guerra nuclear por un margen -muy pequeño, de pura suerte.
Déjeme explicar. El presidente Kennedy tomó medidas de inmediato después de recibir las fotografías de un vuelo del U-2, que mostraban que los soviéticos habían colocado misiles en Cuba.
Lo hicieron bajo engaño porque habían entrenado a dos de los embajadores en su ministerio de Exteriores para negar que había misiles allí o que pudieran ser alguna vez puestos en ese lugar. De todos modos, cuando supimos de ello, sabíamos que no podían quedarse ahí. La pregunta era ¿cómo sacarlos?
El presidente Kennedy dijo a su Comité Ejecutivo y al organismo encargado de la defensa de la nación: No le digan a nadie excepto a 2 o 3 de sus asociados. Discutan sobre como deberíamos responder a esta acción.... yo no voy a estar presente cuando lo discutan, sólo espero que me traigan una recomendación unánime sobre qué debemos hacer. Y si no llegan a un conclusión unánime, entonces quiero una alternativa.
Nos tomó casi una semana para llegar a ese plan. Aunque lo cierto es que, si no nos hubiera dado esas instrucciones, hubiéramos entrado en guerra porque cuando el comité ejecutivo se reunió, sin el presidente Kennedy presente ese martes en la mañana, que hubiera sido octubre 16, la mayoría quería atacar inmediatamente.
Si hubiéramos hecho eso, una guerra nuclear hubiera estallado.
No lo hicimos. Finalmente presentamos una recomendación dividida al concluir la semana. Un grupo recomendó un bloqueo, el otro un ataque inmediato. Él escogió el bloqueo. Se hizo efectivo, creo que el miércoles 23 de octubre.
De todos modos, el sábado 27 de octubre fue el día crítico. Khrushchev no había respondido al bloqueo retirando sus misiles o declarando que retiraría sus misiles. Por lo tanto la pregunta era ¿qué vamos a hacer? (…)
A las cuatro de la tarde, del sábado 27, le recomendamos de forma unánime al presidente que atacáramos en 48 horas, (o sea el lunes 29). El ataque aéreo para el primer día fue planeado, e iba a ser un ataque gigante, más grande que cualquier ataque aéreo realizado durante la guerra de Kosovo. Movilizamos 180 tropas desde puertos americanos en el sudeste, los transportamos hacia Cuba.
No fue sino 29 años más tarde, en enero de 1992, que supimos en una reunión en La Habana, que presidió Castro, que en ese momento en que estábamos recomendando atacar, los soviéticos tenían ya 162 ojivas nucleares en suelo cubano!
Nosotros no sabíamos que las ojivas nucleares estaban allí, Khrushchev sí lo sabía. Por eso, cuando toma la decisión de retirarlos el domingo 28 de octubre, en lugar de usar los canales diplomáticos usuales (que hubieran tardado unas 6 horas) decidió usar la radio pública para transmitir el mensaje.
Por el canal diplomático tardaría mucho más porque hay que escribir el mensaje, traducirlo, codificarlo, decodificarlo y mandarlo a la Casa Blanca. Khrushchev tenía temor de que atacáramos mientras el mensaje llegaba, por lo que envió a un asistente a la transmisora pública de radio y le dijo: mantén el canal abierto que quiero enviar un mensaje.
Nosotros nos enteramos de su decisión, de retirar los misiles, que previno la guerra nuclear vía el transmisor de radio pública. (…)
¿Pensaron en ese momento en Khrushchev?
El presidente Kennedy nos dijo claramente: no lo acorralen, más bien ayúdenlo a tomar una decisión apropiada. Sabemos y sabíamos entonces que tendría que pagar un costo político muy alto por retirar los misiles”.


 KHRUSHCHEV VISITÓ CUBA POCO DESPUÉS DE LA CRISIS

 

 

KHRUSHCHEV VISITÓ CUBA POCO DESPUÉS DE LA CRISIS

 

 

 


Declaración de Jaime Suchlicki un estadounidense de origen cubano, en el momento de la entrevista director del Centro de Estudios Cubanos y Cubano Americanos de la Universidad de Miami.
“Aquí en Miami se recibió la noticia de la crisis con una combinación de preocupación, miedo y euforia. Muchos de la comunidad cubano americana esperaban que esto fuera el final de Fidel Castro y que EE.UU. iba a invadir a Cuba.
Después de lo ocurrido en Bahía Cochinos (la fracasada invasión auspiciada por la CIA en 1961) había gran esperanza de que éste fuera el final del régimen de Castro. Pero también había preocupación por el desenlace y de que hubiera un enfrentamiento nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. (…)
Entre los cubanos en el exilio lo que más se decía era que iba haber un cambio de régimen y que nos íbamos a devolver (sic) a Cuba rápidamente. Pero cuando no ocurrió así, fue como una segunda decepción después de lo que había pasado con Kennedy en Bahía Cochinos. Se vio como una segunda traición a los deseos de los exiliados.
Kennedy era demócrata. Es por eso que el exilio cubano tradicionalmente apoya, en su mayoría, al Partido Republicano en temas de política internacional.
Desde mi punto de vista, yo decidí en aquel momento que nunca más volvería a Cuba y que, por lo tanto, debería prepararme para quedarme aquí en Estados Unidos y empecé a estudiar”.

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