FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Las divergencias de Mao con la desestalinización

IV. El escenario comunista


“[…] Hablaré aquí de paso sobre los puntos en que diferimos de la Unión Soviética. En primer lugar, sobre el problema de Stalin tenemoscontradicciones con Jruschov. Él ha desfigurado terriblemente a Stalin, y nosotros no estamos de acuerdo. ¡Es que lo ha afeado tanto! Esto ya no es asunto exclusivo de su país, sino un asunto de todos los países. Mantenemos el retrato de Stalin en la Plaza Tienanmen, lo cual responde al deseo del pueblo trabajador de todo el mundo y expresa nuestra divergencia fundamental con Jruschov ¡De Stalin, de su persona, tú deberías hacer una apreciación de 7 a 3! Consideramos que los méritos de Stalin suman un 70 por ciento y sus errores, un 30 por ciento. Es probable que esta apreciación no sea muy exacta, pues a lo mejor él sólo tuvo un 20 o 10 por ciento de errores, o un poco más de un 30 por ciento. Sea como fuere, los méritos de Stalin constituyen su aspecto principal y sus defectos y errores, el secundario. Sobre este punto tenemos opiniones diferentes a las de Jruschov.

Sobre el problema de la transición pacífica, también divergimos de Jruschov y sus semejantes. Consideramos que el partido político proletario de no importa qué país debe tomar en consideración dos puntos: el primero es la paz; y el segundo, la guerra. En cuanto al primero se refiere, el Partido Comunista exige a las clases dominantes un tránsito pacífico, siguiendo la consigna planteada por Lenin en el período que va de la Revolución de Febrero a la Revolución de Octubre. Nosotros, por nuestra parte, también propusimos en el pasado a Chiang Kai-shek negociar la paz. Esta es una consigna de carácter defensivo frente a la burguesía, frente a los enemigos, y sirve para demostrar que nosotros queremos la paz y no la guerra, lo que nos ayuda a ganar a las masas. Es una consigna dirigida a lograr la iniciativa, una consigna de carácter táctico. Sin embargo, la burguesía nunca entregará el Poder por su propia voluntad, sino que, invariablemente, recurrirá a la violencia. Para eso tenemos entonces el segundo punto: Si la burguesía quiere pelea, si dispara el primer tiro, nos veremos obligados a pelear. Tomar el Poder por la fuerza de las armas es la consigna estratégica. Si tú insistes en la transición pacífica, no te diferenciarás en nada de los socialistas. Así es justamente el Partido Socialista Japonés, que solo tiene en sus manos un punto, esto es, no recurrir nunca a la violencia. Y lo mismo ocurre con los demás partidos socialistas del mundo. Como regla general, un partido político proletario debe atenerse a dos puntos: primero, acudir a las palabras y no a los puños, como es propio del caballero; segundo, recurrir a los puños cuando así lo hace el hombre mediocre. Esta formulación está exenta de fallas pues contempla todos los casos posibles. De otra manera, la cosa no funciona. Actualmente, los Partidos Comunistas de algunos países, como el Partido Comunista de Inglaterra, solamente levantan la consigna de la transición pacífica. Nosotros hablamos con un dirigente de este Partido, pero no llegamos a nada con él. Los de ese Partido, por supuesto, se sienten orgullosos de que su dirigente haya reclamado: ¿Cómo es eso de que Jruschov fue el que planteó la transición pacífica? ¡Hace ya mucho que yo la planteé! […]”

Discurso pronunciado por Mao Tse-Tung en la III Sesión Plenaria Ampliada del VIII Comité Central del Partido Comunista de China el 9 de octubre de 1957. Esta intervención estuvo destinada a plantear los principios básicos del “Gran Salto Adelante”.

Obras Escogidas de Mao Tse-Tung:, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, Tomo V, 1977.

La posición de China fue apoyada por Albania. Su máximo dirigente,Enver Hoxha, sostuvo en la Conferencia de los 81 Partidos Comunistas y Obreros en Moscú a fines de

1960:


    ENVER HOXHA (1908-1985)



“[…] Nuestro punto de vista es que el imperialismo, acaudillado por el norteamericano, debe ser desenmascarado sin conmiseración, política e ideológicamente, y que jamás se debe permitir la lisonja ni la adulación frente al imperialismo, ni tampoco que se le dé lustre. Ninguna concesión de principios debe hacerse al imperialismo. Las tácticas y los compromisos de nuestra parte, para ser admisibles, deben ayudar a nuestra causa y no a la del enemigo. […]

No debemos hacer ninguna concesión de principios al enemigo, ni abrigar ilusiones acerca del imperialismo, porque creyendo salir de lodazales, entramos en cenagales. Además de armarse y preparar la guerra contra nosotros, el enemigo está desarrollando una desenfrenada propaganda para emponzoñar los espíritus, para aturdir a la gente. Emplea millones de dólares para comprar agentes y espías y organizar en nuestros países actos de espionaje, de subversión y atentados. Miles de millones de dólares ha dado y está dando el imperialismo norteamericano a su fiel agente: la banda traidora de Tito. Hace todo esto con el fin de abrir una brecha en nuestro frente interno, dividirnos, debilitar y desorganizar nuestras retaguardias. […]

El Partido del Trabajo de Albania considera unánimemente que los camaradas soviéticos se han equivocado gravemente en Bucarest, condenando injustamente al Partido Comunista de China por haberse desviado, por decirlo así, del marxismo-leninismo, por haber infringido y abandonado supuestamente la Declaración de Moscú de 1957, acusando al Partido Comunista de China de “dogmático”, “sectario”, de estar”por la guerra” y “contra la coexistencia pacífica”, de reclamar una “posición privilegiada”  en el campo socialista y en el movimiento comunista internacional, etc.

Los camaradas soviéticos se equivocaron gravemente también en el sentido de que, aprovechándose del gran cariño y confianza que los comunistas sienten por la Unión Soviética y por el Partido Comunista de la Unión Soviética, intentaron imponer a los demás partidos comunistas y obreros sus puntos de vista incorrectos con respecto al Partido Comunista de China.[…]

Coexistencia pacífica entre dos sistemas opuestos no quiere decir, como pretenden los revisionistas contemporáneos, que tengamos que renunciar a la lucha de clases. Por el contrario, la lucha de clases ha de proseguir y debe fortalecerse cada vez más la lucha política contra el imperialismo, contra la ideología burguesa y la revisionista. A la vez que se lucha consecuentemente para establecer la coexistencia pacífica leninista sin hacer ninguna concesión de principios al imperialismo, se ha de desarrollar en gran medida la lucha de clases en los países capitalistas, así como el movimiento de liberación nacional de los pueblos de los países coloniales y dependientes. […]

Nuestro único crimen es no haber aceptado en Bucarest que se condenara injustamente a un partido comunista hermano como lo es el Partido Comunista de China, nuestro único crimen es el haber tenido la valentía de oponernos abiertamente en una reunión comunista internacional (y no en una plaza de mercado), a los injustos actos del camarada Jruschov, nuestro único crimen es que somos un pequeño Partido, el Partido de un país pequeño y pobre, que, según las conoepciones del camarada Jruschov, debe contentarse con aplaudir, con aprobar, pero sin expresar su opinión. Pero esta concepción no es marxista ni es admisible. […]”.


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