FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

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Los últimos días de Hitler

V. La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto


El testimonio de Erna Flegel, por entonces una enfermera de la Cruz Roja alemana que  estuvo en el bunker.


“A los 93 años, rompe el silencio desde su hogar, un asilo en el norte de Alemania.

Al final, recuerda Flegel, Hitler creció muchas canas y daba la impresión de un hombre por lo menos 15 ó 20 años más viejo. Y sigue: "Temblaba, caminaba con dificultad, su lado derecho estaba mucho más debilitado como resultado del intento de asesinato (de que fue objeto en julio de 1944). […]

— ¿Cómo llegó allí?
—Yo trabajaba como enfermera en el frente este. Un día llegó una orden y la hermana jefa me dijo que había algo que me iba a interesar, una vacante en la cancillería del Reich. Acepté la oferta. Estábamos acostumbradas a que cuando había una orden había que cumplirla. […]

— ¿Qué opinaba de Joseph Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler, que se mudó con su familia al búnker el 20 de abril de 1945?

—No me gustaba. Nadie lo quería en realidad. 
— ¿Qué opinión tenía de Eva Braun? ¿Cómo era ella?
—Ay, Dios, ella no tenía ninguna importancia. Nadie esperaba mucho de ella. Además, no era en realidad la esposa de Hitler. […]


HITLER Y EVA BRAUN


—Cuando conoció a Hitler, ¿qué impresión le causó?
—Yo estaba en la cancillería del Reich cuando alguien nos vino a avisar que el Führer estaba allí. En ese momento, el anuncio no me afectó particularmente. Esa fue la primera vez. Luego el Führer se ausentó de Berlín durante un largo tiempo. Repentinamente volvió. Nos vinieron a avisar que estaba en el edificio. Hitler comenzó entonces a estrechar las manos de toda la gente a la que no había saludado antes. Fue una experiencia interesante. Obviamente, no se trataba de un encuentro formal. Pasado ese día, comenzó a conversar con nosotros de forma habitual y no sólo sobre el clima. Manteníamos conversaciones interesantes.
— ¿Puede describir el clima que predominaba en el búnker en los días previos a la muerte de Hitler?
—En los últimos días, Hitler se sumergió en sí mismo.
—Cuando usted fue interrogada por los norteamericanos describió la forma en que Hitler se despidió de su personal médico la noche del 29 de abril de 1945, justo antes de su suicidio. ¿Qué ocurrió?
—Salió de su cuarto, estrechó las manos de todo el mundo y dijo algunas pocas palabras amables. Eso fue todo. La tarde del día siguiente, sólo algunos escucharon el disparo, cuando Hitler se suicidó. No todos lo oyeron. Repentinamente, el Führer ya no estaba más allí. El búnker se llenó de médicos. Yo no vi su cuerpo. Se lo llevaron al jardín. 
— ¿Qué ocurrió después?
—Corrió la noticia de que Hitler estaba muerto. Ello significaba que la gente ya no tendría que respetar el juramento de lealtad que había hecho con él.
— ¿Creía que usted podría abandonar el búnker viva?
—Simplemente no pensábamos en eso. Los soldados se empezaron a ir. Y luego muchos de nosotros se fueron hasta la estación de tren con la esperanza de que si llegaban allí escaparían aún si se topaban con los rusos. Todos trataban de la manera más valiente de salir de esta locura intactos.
—Usted se quedó. ¿Por qué?
—Sabíamos que los rusos se acercaban. Los alemanes escaparon y nosotros nos quedamos. Los rusos nos trataron muy humanamente. Primero mandaron a alguien para hablar con nosotros y ver el lugar. Para entonces, solo quedábamos unos 6 ó 7. Me quedé en el búnker por otros seis o 10 días.
— ¿Por qué optó por guardar silencio por 60 años después de su experiencia?
—Porque después de 1945 la gente comenzó a señalarse con el dedo una con otra y a sugerir que éste o el otro era un nazi. Hubo también mucha gente que no dijo nada.
—Usted vio la película "Downfall" sobre los últimos días de Hitler. ¿Qué le pareció?
— Hay algunos errores pero en general está bien. Hasta me reconocí a mí misma en el personaje de la enfermera.

Nota de Luke Harding en el diario británico The Guardian, reproduida en Clarin 3 de mayo de 2005.


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