Carpeta 1. La Era del Imperio (1873-1914/1918)

Literatura: Joseph Conrad

Síntesis argumental

El Corazón de las Tinieblas comienza con un narrador en primera persona a bordo del Nellie, una embarcación de considerable tonelaje que fondeada frente al estuario del Támesis aguarda el cambio de marea para proseguir su viaje hacia las tierras sombrías, cubiertas por la niebla (alusión a África). El capitán del barco es el director de las compañías, y entre los tripulantes se encuentran un abogado, un contador y un viejo marino de origen inglés llamado Marlow. Aficionado a relatar historias, Marlow toma la palabra y narra durante la espera una de sus tantas experiencias.

Cuenta que tiempo atrás, movido por el deseo de conocer la región que en el mapa constituía un gran “espacio en blanco” (alusión a África Central, el Congo) atravesado por un caudaloso río (alusión al río Congo), decidió buscar empleo en una compañía europea (alusión a la Société Anonyme pour le Commerce du Haut-Congo) que había sido formada para el comercio en ese río, cuyas inversiones no conocían límite y crearía un gran imperio en ultramar (p.17). Luego de una serie de trámites y exámenes, le concedieron la capitanía de un barco.  Para llegar a él, tuvo que embarcarse en otro, francés, que seguía una navegación costera deteniéndose en cada puerto a desembarcar soldados o empleados de aduana para la recaudación de impuestos. Marlow confía a sus compañeros todas las impresiones y sentimientos ante el mundo que veía: la compañía de comercio y sus misiones, las tierras colonizadas, los hombres negros “considerados como criminales” y enemigos, los empleados de la compañía, los ciudadanos ingleses y sus modos de hablar y de pensar acerca de los “salvajes”, la “causa europea”, la Sociedad para la Eliminación de las Costumbres Salvajes, el marfil, las relaciones de poder, las conspiraciones, la ambición, los enfrentamientos, los ataques, las enfermedades, la soledad, la muerte. Uno de los cometidos de su travesía se vinculaba con el comercio del marfil y con llegar a la última estación, donde se encontraba un representante de alto rango de la compañía, Kurtz. Marlow se sintió conmovido por la ascendencia de Kurtz sobre los nativos y por la impresión que le causó la selva. De vuelta en Londres, se sentía otro hombre, por el peso de su experiencia de viaje a las tinieblas.

Cuando Marlow calla, el narrador (que apenas ha intervenido durante el transcurso del relato de su compañero) retoma la palabra, todavía a bordo del Nellie, con rumbo directo al corazón de las inmensas tinieblas (p. 124).