FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN UNLP

ISBN 957 950 34 0658 8

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I. El imperialismo

Sobre los autores

 

Hélène Carrère D'Encausse (1929 - )

Carrere D'encausse

 

 

 

 

 

 

Historiadora francesa, su historia personal, desciende de una familia de aristócratas georgianos, la llevó a concentrarse en historia de Rusia, a la que dedica la mayor parte de sus numerosos libros.

Comentario de Carrére D' Encausse, Helene y Stuart Schram, El marxismo y Asia, Argentina, Siglo XXI, 1974, Presentación, Cap. I “Los marxistas frente a los problemas del mundo no europeo hasta la revolución de octubre”.

Si bien Marx  consagró a las sociedades extraeuropeas apuntes breves y fragmentarios en un momento en que la expansión colonial recién comenzaba, los autores de este capítulo se proponen reflexionar – desde una óptica marxista- sobre el papel que juega, dentro del contexto mundial, la evolución económica y política de los países no europeos. ¿Es posible una vía de desarrollo no capitalista en los países atrasados? La gran contradicción en el pensamiento de Marx respecto a estos países deviene de la oposición entre su eurocentrismo en el plano cultural (que considera a las sociedades asiáticas inferiores e incapaces de modernizarse por sí mismas sin la intervención de Occidente)  y su visión ecuménica en el plano estratégico (desde este lugar Asia podría ocupar cierto papel revolucionario aunque sólo fuera como detonante de la revolución en Europa, sin la cual la primera no podría subsistir). Asia constituía una formación económico-social diferente, el modo de producción asiático, basado en la ausencia de propiedad privada de la tierra y el predominio de pequeñas comunidades aisladas con un Estado despótico que organiza los trabajos públicos y percibe el excedente producido por dichas comunidades. Este modo de producción era lo más próximo a la sociedad tribal primitiva. Si bien los escritos de Marx y Engels fueron fragmentarios, se puede apreciar cierto corrimiento en sus últimos escritos hacia una visión menos negativa de Asia puesto que su atraso histórico podía ser el puntapié de una gran transformación socialista sin necesidad de atravesar por los estragos causados por la ingerencia del capitalismo al estilo occidental. A pesar de ese cambio de tono en sus escritos será Lenin la figura clave y mediadora entre el marxismo y el mundo no europeo. Menos apegado a una visión determinista de la Historia, consideraba que la voluntad revolucionaria podía, en situaciones históricas concretas, impulsar la rueda de la Historia. Desde este lugar, consideró que en muchos casos el apoyo a las reivindicaciones nacionales podía apresurar la revolución social (ya Marx había tratado la cuestión de Irlanda en relación a Inglaterra). Las cadenas del imperialismo podían quebrarse en sus eslabones más débiles. La tarea de Lenin fue aportar principios de organización y táctica a partir de la experiencia rusa, donde el campesinado (bastante subestimado en los escritos de Marx) adquiría un papel protagónico como aliado del proletariado.

 

 

 

 

 

 

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